Las Aventura de la Selva Mágica
En un rincón especial de Misiones, donde el frío y el calor se encontraban en un abrazo eterno, vivían dos amigas inseparables: Clara, una ardilla curiosa, y Tino, un pequeño tucán con un gran corazón. Todos los días, exploraban el hermoso paisaje que las rodeaba, lleno de flora exuberante y fauna asombrosa.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, Clara dijo:
"¡Tino, mira! Esa flor es más grande que yo. ¿No te parece maravillosa?"
Tino miró hacia donde Clara señalaba.
"Es espectacular, pero creo que hay algo aún más interesante al otro lado del arroyo. Vamos a investigar."
A medida que cruzaban, se encontraron con un misterioso sendero cubierto de hojas brillantes. Tino, emocionado, exclamó:
"¡Clara, esto parece un camino secreto! Debemos seguirlo."
Clara asintió, su espíritu aventurero siempre listo para descubrir nuevos lugares. Sin embargo, a medida que avanzaban, el ambiente se volvió más fresco y tenebroso.
"¿No te parece que nos estamos alejando demasiado de casa?" preguntó Clara, un poco nerviosa.
"No te preocupes, seguro que encontraremos algo increíble," respondió Tino, intentando calmarla.
Al final del sendero, llegaron a un claro que brillaba con luces de colores. Mujeres y hombres de diversos animales estaban reunidos en una gran celebración. Una tortuga gigante los vio y se acercó.
"¡Hola, amigos! Bienvenidos a la Fiesta de la Naturaleza. Nadie puede resistir el frío de la selva al anochecer, así que ven, ¡dancing!"
Clara y Tino sonrieron, y se unieron a la danza que celebraba la diversidad de su hogar. Había pájaros danzando con colores vibrantes, mariposas volando como diminutas joyas y ranas que croaban alegres canciones.
"Esto es mágico, Clara. ¡Mira cómo todos están juntos!" dijo Tino contento.
"Sí, es hermoso. Pero hay algo más. ¿Por qué hay tantas hojas en el suelo?" se preguntó Clara, notando que la fiesta oscurecía.
La tortuga, escuchando su inquietud, comentó:
"Cada hoja es un recuerdo, y este año hemos tenido menos. Los vientos del cambio están ocasionando sequías. Necesitamos ayudar a nuestra selva. Pero esta noche, celebramos lo que tenemos."
De repente, un viento fuerte sopló y apagó las luces. Los animales comenzaron a preocuparse. Tino, decidido, dijo:
"¡No podemos dejar que esto arruine nuestra fiesta! Vamos a recordar lo que debemos hacer. Clara, ¿recuerdas las semillas que encontramos en el arbusto? ¿Podemos plantarlas?"
"¡Por supuesto! Pidamos ayuda a todos para reforestar."
Así fue como Clara y Tino convencieron a todos los animales de unirse. Con sus pequeños cuerpos, comenzaron a plantar semillas en la selva, cantando con entusiasmo para iluminar el camino de regreso a casa.
"¡Vamos a traer de vuelta la vida a nuestro hogar!" gritaban.
Uno por uno, los animales regresaron al claro. La tortuga gigante, impresionada, dijo:
"No solo plantean semillas, ustedes están plantando esperanza. ¡Nunca dejen de ser amigos de la naturaleza!"
La noche pasó, y mientras el sol salía, los árboles comenzaron a florecer. Los colores regresaron y la selva despertó con un nuevo brillo que nunca antes habían visto. Clara y Tino miraron hacia su hogar, contentos.
"Pudimos ayudar, Tino. ¡Es un nuevo comienzo!"
"Siempre será primavera en nuestro corazón, Clara. Prometamos cuidar nuestra selva siempre."
Y así, con su valentía y amistad, Clara y Tino hicieron de la selva un lugar más hermoso, recordando que incluso las pequeñas criaturas pueden hacer grandes cambios en el mundo que las rodea.
FIN.