Las Aventura de las Princesas Reny y Auro
Érase una vez, en un hermoso reino rodeado de un bosque encantado, vivían dos princesas muy especiales. Reny, con su melena al viento y ojos del color del océano, tenía el poder de controlar el agua y podía hablar con los animales. Su amiga, Auro, tenía el don de hablar con todos los seres que habitan en el bosque y tenía la mágica habilidad de sanar a aquellos que lo necesitaban.
Una mañana soleada, Reny y Auro decidieron emprender una nueva aventura. Mientras caminaban por el bosque, escucharon un extraño ruido que venía del arroyo
"¿Escuchaste eso, Auro? Suena como si alguien estuviera en problemas" - dijo Reny, frunciendo el ceño.
"¡Sí! Vamos a ver qué sucede!" - respondió Auro, con valentía.
Al llegar al arroyo, encontraron a un pequeño ciervo atrapado entre unas ramas. El animal se veía asustado y necesitaba ayuda.
"No te preocupes, pequeño ciervo. ¡Vamos a ayudarte!" - dijo Auro, acercándose con gentileza.
Reny, levantando sus brazos, hizo que el agua del arroyo se elevara y se abriera un espacio, liberando al ciervo.
"¡Mira, ahora puedes irte!" - exclamó Reny feliz.
El ciervo, agradecido, miró a las princesas y dijo:
"¡Gracias! Si no fuera por ustedes, no podría haber salido de aquí!"
De repente, el ciervo se detuvo, como si hubiera recordado algo.
"¿Han visto a mis amigos? Ellos se perdieron en el bosque. ¡Necesitan ayuda!"
Auro, muy decidida, le dijo:
"No te preocupes. ¡Nosotros te ayudaremos a encontrarlos!"
Las princesas siguieron al ciervo a través del bosque, donde los árboles parecían contar historias antiguas y las flores danzaban al ritmo del viento. Mientras caminaban, Auro usó su don para escuchar los susurros de los animales.
"¡Ahí están! Puedo oírlos, están cerca de ese árbol grande" - exclamó Auro.
Reny hizo correr el agua hacia el árbol, creando un pequeño camino, y juntos llegaron al lugar. Allí encontraron a un grupo de ciervos asustados y perdidos.
"¡No se preocupen, amigos! ¡Estamos aquí para ayudarles!" - dijo Auro con una voz dulce.
Los ciervos, con ojos brillantes, le agradecieron, pero había un problema: uno de ellos había lastimado una pata.
"¡Deja que yo lo ayude!" - respondió Auro con confianza, acercándose al ciervo herido. Con su poder de sanación, tocó suavemente su pata y en un instante, el ciervo se sintió mucho mejor.
"¡Gracias, princesa! Siento que puedo correr de nuevo" - dijo el ciervo, saltando de alegría.
Reny, emocionada por el éxito, dijo:
"¡Vamos, amigos! Juntos podemos regresar a casa."
Pero justo cuando estaban por irse, escucharon un fuerte trueno. Las nubes oscuras se acercaban rápidamente, y comenzó a llover.
"¡Reny, necesitamos hacer algo!" - gritó Auro, preocupada.
Sin dudarlo, Reny levantó sus manos y comenzó a hablar con el agua.
"¡Agua, calma el deshielo!" - pidió, haciendo que la lluvia se volviera suave y rompa el miedo del bosque. Con su poder, creó un refugio húmedo donde los ciervos podían mantenerse a salvo.
"¡Esto es genial!" - exclamó Auro.
Y así, las princesas y los ciervos esperaron a que pasara la tormenta. Durante ese tiempo, Reny y Auro compartieron historias sobre sus aventuras anteriores y los sueños que tenían para el futuro.
Una vez que la tormenta pasó, el sol volvió a brillar y el bosque se llenó de colores vivos nuevamente. Los ciervos, agradecidos, les dijeron:
"Nos han ayudado más de lo que pueden imaginar. Siempre serán parte de nuestra familia" - dijo el ciervo que estaba herido, llenando a Auro y Reny de alegría.
Las princesas comenzaron a regresar a casa junto a sus nuevos amigos. Pero antes de irse, Auro recordó que aún tenían una tarea pendiente: ayudar a los otros animales del bosque.
"¡Aventuras como esta son solo el comienzo!" - dijo Auro emocionada.
Y así, las princesas Reny y Auro siguieron explorando el bosque, llenando cada rincón de amor y bondad, recordando que, juntas, podían superar cualquier tormenta.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Pero las aventuras de Reny y Auro siguen por siempre en el bosque encantado.
FIN.