Las Aventura de las Seis Amigas
Érase una vez en un pequeño pueblo, seis amigas inseparables: Elena, Macarena, María José, Yoli, Pilar y Lupe. Todas ellas compartían un gran amor por la aventura y la naturaleza. Un día, mientras exploraban un hermoso bosque cercano, descubrieron un mapa antiguo escondido dentro de un tronco hueco.
- ¡Miren lo que encontré! - exclamó Lupe, con los ojos brillantes de emoción.
- ¿Qué es? - preguntó Yoli, acercándose a mirar.
- Es un mapa - contestó Lupe - parece que señala un tesoro escondido.
- ¡Vamos a buscarlo! - gritó Macarena, saltando de alegría.
Y así, las seis amigas decidieron seguir las pistas del mapa. La primera indicación las llevó a un río cristalino.
- Aquí dice que hay que cruzar el río para avanzar - dijo Pilar, mirando el mapa con atención.
- Pero no hay puente - murmuró María José, un poco dudosa.
- No importa, podemos construir uno - sugirió Elena, con una sonrisa confiada. Y juntas comenzaron a recolectar troncos y piedras.
Después de un rato de trabajo en equipo, lograron hacer un puente improvisado. Cruzaron el río riendo y aprendiendo a confiar en sus habilidades.
Al otro lado, se encontraron con un pequeño claro lleno de flores y mariposas.
- ¡Qué hermoso es este lugar! - dijo Lupe, danzando entre flores.
Mientras exploraban el claro, Yoli notó algo extraño en el suelo.
- ¡Chicas, miren esto! - gritó, señalando un objeto brillante. Era una llave de oro.
- ¿Qué creés que abra? - inquirió Macarena, intrigada.
Continuaron el camino hasta que llegaron a una cueva oscura. El mapa indicaba que el tesoro estaba dentro.
- No estoy segura si deberíamos entrar - admitió María José, un poco asustada.
- ¡Anímate! - animó Pilar. - ¡Estamos juntas!
Con un poco de miedo pero mucha valentía, las seis amigas ingresaron a la cueva. Usando una linterna, comenzaron a iluminar el camino. Al fondo, encontraron una gran puerta con una cerradura.
- ¡La llave! - dijo Lupe emocionada. Al insertarla en la cerradura, la puerta se abrió con un crujido.
Detrás de la puerta, había un cofre lleno de joyas y piedras preciosas.
- ¡Lo hicimos! ¡Hemos encontrado el tesoro! - gritaron todas, saltando de alegría.
Pero de repente, un anciano apareció ante ellas.
- ¡Alto! - dijo con voz profunda. - No se puede llevar este tesoro.
- ¿Por qué no? - preguntó Macarena, confundida.
- Este tesoro pertenece a la naturaleza - explicó el anciano - cada piedra y joya tiene una historia que contar. Les he estado observando, y veo que han demostrado gran valentía y trabajo en equipo. El verdadero tesoro es el aprendizaje de su amistad y los recuerdos que han creado juntas.
Las chicas se miraron unas a otras y comprendieron lo que el anciano les decía.
- Es verdad, lo más valioso es nuestra amistad y las aventuras que hemos vivido - afirmó Yoli con una sonrisa.
- Claro! - dijo Elena. - Así que mejor dejemos el tesoro aquí y regresemos a contarle a todos sobre nuestras aventuras.
El anciano sonrió satisfecho.
- Entonces, ¿están listas para volver y compartir su historia?
- ¡Sí! - respondieron todas a coro, sintiéndose contentas.
Y así, las seis amigas salieron de la cueva, llevando consigo solo los recuerdos y la alegría de esa increíble aventura que las había unido aún más.
Desde aquel día, las amigas continuaron explorando, aprendiendo y apoyándose mutuamente en todo lo que hacían, siempre recordando que el verdadero tesoro era la amistad y los momentos compartidos.
FIN.