Las Aventura de las Vacaciones Perdidas



Era un viernes soleado y todo el vecindario de Villa Alegre estaba lleno de risas y alegría. Los niños, cargados de emoción, contaban los minutos para sus vacaciones. En una casa colorida al final de la calle, vivía un grupo de amigos: Tomás, Sofía y Lucas. Todos ellos planeaban una aventura mágica.

"¡No puedo creer que por fin llegó el día!" - exclamó Sofía mientras saltaba de alegría.

"Sí, pero... ¿dónde están las maletas?" - preguntó Lucas, mirando alrededor en busca de sus cosas.

"Las tengo en mi casa. ¡Las olvidé!" - dijo Tomás, un poco asustado.

Los tres amigos sabían que se iban de campamento a las montañas, donde se prometieron explorar, contar historias de miedo y hacer fogatas. Pero antes de partir, tenían que encontrar las maletas. Después de buscar y buscar, decidieron que tenían que apurarse.

"¡Vamos a correr!" - gritó Sofía, mientras los tres se dirigían hacia la casa de Tomás. Sin embargo, mientras corrían alegremente, Lucas se detuvo.

"¡Espera! Miren eso..." - dijo Lucas, señalando un objeto brillante en el suelo.

Los amigos se acercaron y se dieron cuenta que era un viejo mapa.

"¿Qué es esto?" - preguntó Tomás, mientras lo desdoblaba.

"Parece un mapa del tesoro" - dijo Sofía, sus ojos brillando de emoción.

"¡No podemos perder esta oportunidad!" - añadió Lucas.

Y así, olvidando momentáneamente las maletas, decidieron seguir el mapa. El primer lugar que marcaba era el parque del barrio, donde muchos niños jugaban.

"Aquí debería estar una marca de X" - comentó Sofía observando el mapa. Ante sus ojos, había un gran árbol con una piedra extraña que sobresalía.

"¡Allí está!" - exclamó Lucas.

Los amigos corrieron hacia el árbol y comenzaron a excavar. Después de un rato de esfuerzo, encontraron un cofre pequeño.

"¿Qué habrá dentro?" - preguntó Tomás, mientras lo abría.

Al abrir el cofre, encontraron únicamente unas notas coloridas que decían: "La verdadera aventura sólo empieza cuando compartís con tus amigos".

"No hay oro, pero esto es más importante" - afirmó Sofía.

Al principio, los tres se sintieron un poco decepcionados, pero reflexionaron sobre la enseñanza.

"Así es, lo lindo de todo esto es que estamos juntos" - añadió Lucas, sonriendo.

Decidieron que la próxima parada del mapa era la montaña. Así que, emocionados por la nueva aventura, continuaron explorando. Cada marca los llevó a diferentes lugares divertidos, como un arroyo donde se divirtieron chapoteando y recogiendo piedras pintorescas.

Finalmente, ya cansados por la caminata pero felices, se sentaron a la sombra de un gran árbol. Sofía tomó un sorbo de su agua y dijo:

"Chicos, yo pensé que íbamos a tener que cumplir con un plan, pero ¡esta aventura es mucho mejor!"

"Sí, no necesitamos un mapa para disfrutar" - afirmó Tomás.

"Lo más importante es que tuvimos esta experiencia juntos" - dijo Lucas.

Cuando finalmente llegaron a la casa de Tomás, comenzaron a mirar el tiempo.

"Oh no, nos olvidamos de las maletas nuevamente. ¡Ya no llegamos a las vacaciones!" - se lamentó Sofía.

"Esperen, tenemos un mapa para seguir así que hagamos nuestro propio viaje" - sugirió Lucas.

Regresaron a sus casas rápidamente para juntar lo que podían, llevando solamente lo esencial y lo que les traía recuerdos. Transformaron esa tarde de viernes en una mini aventura que recordarían por siempre.

El sol comenzaba a caer y mientras caminaban hacia la montaña tras ser unos exploradores, comprendieron que cada día puede ser especial cuando se vive con amigos.

Así fue como, aunque no llegaron a salir de vacaciones, tuvieron la mejor aventura de todas, llena de risas, descubrimientos y sobre todo, un fuerte lazo de amistad que siempre sería su verdadero tesoro.

Y así, siempre que pensaban en irse de vacaciones, recordaban que la aventura no estaba en el destino, sino en el camino y en la compañía.

FIN.

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