Las Aventura de Lila y el Caracol Sabio
En un colorido bosque lleno de flores y árboles altos, vivía una pequeña conejita llamada Lila. Lila era muy curiosa y siempre quería aprender cosas nuevas. Un día, mientras saltaba entre los arbustos, escuchó un suave susurro que venía de un viejo roble.
"¿Quién está ahí?" - preguntó Lila, mirando hacia arriba.
De repente, un caracol con un hermoso caparazón multicolor salió de detrás del árbol.
"Hola, soy Berto, el caracol sabio" - dijo el caracol con una sonrisa.
Lila se acercó emocionada.
"¡Hola, Berto! ¿Qué significa ser un caracol sabio?" - preguntó.
"Significa que he visto muchas cosas y aprendido de ellas. Puedo enseñarte sobre la paciencia y la naturaleza." - respondió Berto.
Lila se sentó frente a él, lista para escuchar.
"¿Sabés?" - continuó Berto "No hay que apresurarse por la vida. A veces, las cosas más hermosas necesitan tiempo para crecer."
De pronto, una ardillita pasó corriendo, persiguiendo a una mariposa.
"¡Mirá a esa ardilla!" - exclamó Lila. "Ella siempre corre y juega, no parece preocuparse por nada."
"Sí, pero a veces, si no te tomás el tiempo para observar, te perdés de cosas maravillosas. Te invito a un juego. Vamos a ver quién puede encontrar la flor más bonita del bosque antes de que salga el sol. Te espero en mi casa de la gran roca. ¡Pero no te apures!" - dijo Berto mientras comenzaba a moverse lentamente.
Lila, un poco impaciente, decidió que debía ser más rápida que Berto y salió saltando por el bosque. Pasó corriendo por un montón de flores rojas y amarillas, pero no se detuvo a mirarlas. En su camino, una mariposa se posó en su nariz.
"¡Hola, mariposa!" - dijo Lila.
Pero la mariposa enseguida se fue volando, y Lila sintió que algo de su frescura y alegría se había ido con ella.
Siguió saltando hasta que llega a un claro donde crecían hermosas flores.
"¡Aquí están!" - gritó Lila, entusiasmada.
Sin embargo, no se sentía del todo satisfecha. Al ver su alrededor, se dio cuenta de que no había disfrutado del camino. Ya no vio a la ardillita, ni escuchó el canto de los pájaros, ni sintió el suave viento sobre su pelaje.
Entonces recordó las palabras de Berto y decidió regresar. Cuando llegó a la gran roca, Berto ya estaba allí, disfrutando de una hermosa flor azul.
"Lila, ¿encontraste una flor bonita?" - preguntó el caracol.
"No estoy segura, Berto. Corrí tan rápido que no chequé las flores y me olvidé de disfrutar el camino. ¿Puedo buscar nuevamente?" - dijo Lila con un susurro.
"Claro, amiga. Vamos juntos, esta vez no hay apuro. Es más divertido compartir la aventura." - dijo Berto.
Ambos se pusieron a caminar despacio, admirando todas las flores y escuchando los sonidos del bosque. Lila no sólo encontró una flor hermosa, sino también muchas más y se sintió feliz de compartir sus descubrimientos con Berto.
Cuando regresaron a la gran roca, Lila sintió que no solo había aprendido sobre la paciencia, sino también sobre la importancia de disfrutar el viaje.
"Gracias, Berto. Nunca hubiera aprendido esto sin ti. Prometo tomarme el tiempo para disfrutar cada aventura." - dijo Lila con una gran sonrisa.
"Siempre estaré aquí para enseñarte, Lila. Recuerda, la vida es como un jardín: hay que cuidarla y disfrutarla en cada estación." - concluyó Berto.
Así, Lila y Berto se convirtieron en grandes amigos y juntos exploraron el bosque, disfrutando de cada pequeña maravilla que encontraban juntos, aprendiendo a valorar cada momento y cada experiencia. Y así, Lila nunca volvió a correr apresuradamente, porque había descubierto que la verdadera belleza de la vida se encuentra en disfrutar el viaje.
FIN.