Las Aventura de los Sentimientos



En un pequeño pueblo llamado Emotilandia, donde los colores brillaban y los árboles cantaban, vivían nueve amigos inolvidables: Miedo, Alegría, Tristeza, Vergüenza, Ansiedad, Asco, Enfado, Aburrimiento y Envidia. Cada uno tenía un color especial que representaba su emoción, y juntos formaban un arcoíris de sentimientos.

Un día, Alegría convocó a todos a una reunión en el centro del pueblo.

- ¡Chicos, hoy vamos a realizar una gran fiesta de colores en el parque! - dijo vibrante.

Todos estaban entusiasmados, excepto Miedo, quien se quedó un poco atrás, mirando con desconfianza.

- Pero… ¿y si llega una tormenta? - murmuró Miedo.

- ¡No te preocupes! ¡Siempre brillará el sol! - exclamó Alegría.

- ¡Vamos a divertirnos! - agregó Tristeza, con una sonrisa melancólica.

Mientras la fiesta se preparaba, Vergüenza se sintió insegura al pensar en hablar frente a todos.

- No sé si debería ayudar, me da un poco de vergüenza - dijo en voz baja.

- ¡No te preocupes, todos somos amigos aquí! - le animó Enfado, que solía ser un poco directo.

- ¡Dale, que si te ven ayudar van a aplaudirte! - sumó Alegría.

Mientras tanto, Aburrimiento se sentó en una esquina, jugando con un pétalo de flor, sin entusiasmo por la fiesta.

- A mí no me interesa, eso de bailar y cantar me parece aburrido - se quejó.

- Pero, Aburrimiento, ¿no quieres divertirte un poco? - preguntó Ansiedad, que ya comenzaba a sentir los nervios de que todo resultara perfecto.

- No sé… - respondió, sin moverse de su lugar.

En ese momento, Envidia comenzó a sentirse incómoda al ver a Alegría rodeada de todos.

- ¿Por qué siempre es ella la que atrae toda la atención? - se dijo a sí misma.

- ¡Yo también quiero ser especial! - exclamó, sin darse cuenta que sus palabras resonaban en su interior.

Con los preparativos a medio hacer, comenzó un viento fuerte que desató algunas dudas entre los amigos.

- ¡Mirá ese cielo! - gritó Miedo, con un toque de pánico.

- ¡Seguro que llega la tormenta! - se unió Ansiedad, mirando a su alrededor.

Los amigos comenzaron a dispersarse, llenos de temor.

- ¡No! ¡Vamos a hacer esta fiesta! - gritó Alegría, intentando calmar a todos.

- La lluvia puede ser divertida, la hemos conocido en otras fiestas. - recordó Tristeza.

- Todos los sentimientos son necesarios en la vida - murmuró Asco, mientras arrugaba su nariz al pensar en lo que podría pasar si la tormenta arruinaba su alegría.

Así que decidieron que lo mejor era hacer la fiesta, llueva o no. A medida que el viento soplaba y el cielo se oscurecía, cada uno se armó de valor y encontró su lugar.

- ¡Yo puedo hacer las decoraciones! - dijo con decisión Vergüenza.

- ¡Yo ayudaré! - se animó Aburrimiento, pensando que al menos podría jugar con las decoraciones.

Con cada pequeño esfuerzo, la fiesta empezó a cobrar vida. Miedo descubrió que había sido valiente al intentar ayudar.

- Es verdad, es un poco divertido, aunque sigo con algo de miedo - confesó Miedo.

- Eso no importa, vení a bailar con nosotros - invitó Alegría, que comenzaba a bailar bajo la lluvia.

Y así la lluvia comenzó a caer, suaves gotas que se unían al ritmo de la música. En ese momento, Envidia se dio cuenta de que todos brillaban con su propia luz y que Alegría no era la única que podía ser especial.

- Tal vez, yo también puedo ser parte de esto - pensó mientras se unía a la fiesta.

La música sonaba y cada uno sintió que su emoción tenía un lugar.

- ¡Esto es genial! - gritó Aburrimiento, ahora lleno de energía.

- ¡No sabía que podía disfrutar! - se asombró Enfado, que hasta se puso a reír.

Con el sol apareciendo entre las nubes, la emoción de la fiesta se intensificó. Todos se dieron un abrazo, incluso ¡Miedo!

- Este fue un gran día, porque aprendimos que juntos somos más fuertes - reflexionó Tristeza, esbozando una sonrisa.

Al final, se despidieron prometiendo nunca dejar que el miedo o la tristeza les detuvieran. Comprendieron que cada emoción tenía su razón de ser y que manejar los sentimientos era una valiosa aventura y que, aunque a veces hubiese tormentas, siempre podían encontrar la alegría si estaban juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!