Las Aventura de Lucas en el Mundo de los Libros
Lucas era un niño de once años, lleno de curiosidad y energía. Siempre le había gustado jugar al fútbol, andar en bicicleta y correr por su barrio, pero nunca se había adentrado en el mundo de la lectura. Un día, mientras exploraba el sótano de su abuela, se encontró con una vieja caja llena de libros polvorientos.
"- ¿Qué es esto?" - se preguntó Lucas, mientras soplaba el polvo de la tapa de un libro que decía "Cuentos de Aventuras".
Emocionado, Lucas sacó el libro de la caja y se acomodó en un rincón del sótano. Al abrirlo, fue recibido por una serie de historias de piratas, tesoros escondidos y viajes fantásticos. Al principio, las palabras se deslizaban por su mente como una sombra, pero a medida que avanzaba, comenzó a visualizar cada escena.
"- ¡Esto es increíble!" - exclamó Lucas, casi sin darse cuenta de que había estado leyendo durante horas. A partir de ese día, se convirtió en un asiduo visitante de la biblioteca del barrio.
Un miércoles, mientras hojeaba libros, se encontró con un extraño en la sección de cuentos de fantasía. Era un anciano, canoso y con ojos chispeantes.
"- Mi nombre es Don Alberto, ¿y el tuyo, jovencito?"
"- Lucas, encantado. Estoy descubriendo el mundo de la lectura. ¡Es asombroso!"
"- Ah, la lectura es una puerta abierta a otros mundos. ¿Te gustaría que te contara sobre mis libros favoritos?"
"- ¡Sí, por favor!"
Don Alberto comenzó a relatarle sobre un libro en particular, "La Isla del Tesoro". La manera en que hablaba hizo que el corazón de Lucas latiera más rápido.
"- ¡Me encantaría encontrar un tesoro!" - le dijo Lucas entusiasmado.
"- Quizás no hay un tesoro material, pero la verdadera aventura es el conocimiento. Hay un mundo por descubrir a través de las palabras."
Lucas quedó fascinado y decidió que necesitaba leer esa historia. Se llevó el libro a casa y no durmió esa noche, devorando página tras página. Sin darse cuenta, su vida comenzó a cambiar. Comenzó a ver el mundo de una manera diferente; a observar los detalles, a hacer preguntas, y a buscar respuestas.
Sin embargo, no todo era fácil. En la escuela, sus compañeros comenzaron a notar su obsesión por leer y a veces se reían de él.
"- ¿Qué te pasa, Lucas? ¿Ya no jugás al fútbol?" - le preguntó su amigo Tomi un día.
"- No, es que estoy leyendo algo increíble. ¡De verdad que es extraordinario!"
"- ¿En serio? ¿Podemos jugar, igual?" - insistió Tomi.
Lucas dudó por un momento. Pero entonces se acordó de lo que Don Alberto había dicho sobre las aventuras y el conocimiento.
"- ¡Claro que sí! Pero te prometo que después te cuento sobre el tesoro que encontré en las páginas de este libro."
Los días pasaron y el clima cambió. Empezó a compartir con sus amigos las historias que leía. Lucas se daba cuenta de que le entusiasmaba hablar de sus lecturas y comenzó a organizar pequeñas sesiones de cuentacuentos entre sus amigos.
Un día, mientras contaba una historia sobre un mago poderoso, se dio cuenta de que los rostros de sus compañeros estaban iluminados por la emoción.
"- ¿Pueden creer que cuando leí esto, creí que podía ser un mago también?" - exclamó Lucas.
"- ¡Sí, yo también quiero leer ese libro!" - dijo Julieta, una de sus amigas.
Con el apoyo de sus amigos, Lucas decidió organizar una competencia de lectura en su escuela. Tenía el apoyo del profesor de literatura, quien aplaudió la idea de fomentar la lectura. Tras un mes de preparativos, llegó el gran día. Los estudiantes se divirtieron leyendo en voz alta y compartieron sus libros favoritos.
Mientras escuchaba a sus amigos, Lucas sintió una gran satisfacción. No solo había encontrado un mundo nuevo a través de los libros, sino que también había inspirado a otros a hacerlo. Para su sorpresa, fue premiado por su entusiasmo y dedicación en la competencia.
"- Este es solo el inicio de una gran aventura, Lucas. Nunca dejes de leer y contar historias", le dijo Don Alberto, quien había sido invitado como jurado.
Desde entonces, Lucas siguió leyendo y explorando nuevos mundos a través de cada página. Ahora sabe que, aunque juega al fútbol y disfruta de los deportes, los libros siempre serán su tesoro más grande. Y así, la vida de este niño cambió no solo por las historias que leía, sino por el nuevo camino que eligió emprender, donde cada libro es una puerta a una nueva aventura.
FIN.