Las Aventuras Curiosas de Lena
Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Florentino, donde Lena, una niña de ojos brillantes y risa contagiosa, despertó con una idea brillante en su mente.
"¡Hoy es el día perfecto para una nueva aventura!" - exclamó Lena mientras saltaba de la cama.
Con su mochila a cuestas, que siempre llevaba llena de cosas útiles como una lupa, una libreta y un par de galletas, salió corriendo hacia el bosque que se encontraba al final de su calle.
Al llegar al claro del bosque, descubrió algo sorprendente: un mapa dibujado con garabatos.
"¿Qué será esto?" - se preguntó Lena, mientras lo desdoblaba. En el mapa se veían varias rutas y un gran 'X' marcado en un punto lejano.
"¡Debo encontrar ese lugar!" - decidió, emocionada.
Lena comenzó a seguir el mapa, pero no tardó en encontrarse con el primer desafío: un arroyo burbujeante que le bloqueaba el paso.
"¿Cómo cruzo esto?" - murmuró.
De repente, un sapo apareció en la orilla.
"¡Hola! Soy Sapo Felipe, y puedo ayudarte. Puedes saltar de piedra en piedra, pero debes tener cuidado!" - dijo el sapo con una sonrisa.
Lena miró cuidadosamente las piedras y, después de un profundo suspiro, comenzó a saltar.
"¡Uno, dos, tres!" - contaba, y al llegar al otro lado, se dio la vuelta y gritó. "¡Gracias, Sapo Felipe!"
Al continuar su camino, llegó a un lugar donde el sol brillaba y había flores de todos los colores. De pronto, un insecto volador se posó en su hombro.
"¡Hola! Soy Mariposa Clari. Este lugar se llama Jardín de Sorpresas. Cada flor aquí guarda un secreto. ¿Quieres saber uno?" - preguntó la mariposa.
"¡Por supuesto!" - respondió Lena, con los ojos llenos de asombro.
"Cada vez que sonríes, las flores también sonríen, y esto atrae a los polinizadores. ¡Es un pacto entre la naturaleza!" - explicó Clari.
Lena sonrió con gusto y decidió tomar notas sobre todo lo que aprendía.
"¡Seré una gran exploradora y aprenderé todos los secretos de la naturaleza!" - prometió.
Después de un rato, llegó al lugar marcado con 'X' en el mapa. Era una cueva oscura y misteriosa.
"No sé si debo entrar..." - dudó Lena, recordando las historias que había escuchado sobre cuevas.
Justo entonces, escuchó una voz suave que decía:
"¡Hola! No temas, soy Búho Sabio. Aquí dentro, el eco guarda las palabras que decimos. ¿Te gustaría entrar y descubrir su magia?"
"Sí, ¡pero tengo miedo!" - confesó Lena.
"A veces, la curiosidad supera el miedo. Ven, y si algo no te gusta, siempre puedes retroceder" - alentó el búho.
Con el corazón latiendo rápido pero decidido, Lena dio un paso adelante y entró en la cueva.
Una vez adentro, al decir '¡Hola!', escuchó un eco que devolvió el saludo con una risa.
"¡Esto es increíble!" - gritó emocionada.
"Así es, Lena, donde hay eco, hay aprendizaje. Aprende a escuchar y verás lo que la vida tiene para ofrecerte" - dijo Búho Sabio.
Lena decidió pasar un tiempo en la cueva, explorando los ecos de sus palabras. Al final del día, salió con una sonrisa que iluminaba su rostro.
De regreso a casa, mientras el sol se ponía, Lena pensó en todo lo que había aprendido.
"Hoy aprendí a cruzar un arroyo, escuchar a las flores y jugar con los ecos. ¡No puedo esperar por mi próxima aventura!" - dijo entusiasmada.
Desde ese día, Lena hizo de la curiosidad y el aprendizaje un hábito diario. Y así, cada vez que salía a explorar, encontraba un mundo lleno de maravillas y secretos que estaban esperando ser descubiertos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.