Las aventuras de Alba y Sofía



Alba y Sofía eran dos niñas muy traviesas y curiosas. Siempre estaban en busca de nuevas aventuras que les permitieran descubrir cosas emocionantes.

Una tarde, mientras estaban en el colegio, se dieron cuenta de que sus padres pensaban que su abuelo las reagarraría. Pero las travesuras llamaron a su puerta y decidieron quedarse un poco más en el colegio para explorar.

Cuando el último timbre del día sonó y todo quedó en silencio, Alba y Sofía salieron sigilosamente de la clase sin hacer ruido. Se sentían como dos pequeñas exploradoras dispuestas a descubrir los secretos ocultos del colegio. Caminaron sigilosamente por los pasillos oscuros, con sus ojos brillando de emoción.

Encontraron una puerta entreabierta que llevaba al patio trasero del colegio. Sin pensarlo dos veces, entraron al patio para jugar bajo la luz de la luna.

- ¡Mira Alba! - exclamó Sofia - ¡Un tobogán gigante! Las dos niñas corrieron hacia el enorme tobogán y se deslizaron por él una y otra vez, riendo a carcajadas. Luego encontraron un campo de fútbol vacío donde empezaron a patear la pelota como verdaderas futbolistas profesionales.

De repente, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano al colegio. Intrigadas, decidieron seguir el sonido hasta llegar a un hermoso jardín secreto lleno de flores de colores brillantes. - ¡Qué bonito es este lugar! - dijo Alba maravillada. - Sí, parece un cuento de hadas - respondió Sofía.

Las niñas se adentraron en el jardín y descubrieron una fuente mágica en el centro. Se acercaron y notaron que había monedas tiradas alrededor.

- ¿Sabes qué dicen los cuentos? - preguntó Alba con entusiasmo - Si arrojas una moneda a la fuente y pides un deseo, puede que se cumpla. Sin perder tiempo, las dos amigas tomaron algunas monedas y las lanzaron a la fuente mientras cerraban los ojos con fuerza para pedir sus deseos más profundos.

Luego, abrieron los ojos y se miraron emocionadas. De repente, escucharon unos pasos acercándose. Era el guardia del colegio que había venido a asegurarse de que todo estuviera en orden.

Las niñas se asustaron y corrieron para esconderse detrás de un árbol cercano. El guardia buscó por todos lados pero no encontró a nadie. Después de unos minutos, decidió volver al edificio principal convencido de que solo era su imaginación jugándole una mala pasada.

Alba y Sofía salieron de su escondite riendo entre susurros por haber logrado escapar. Decidieron regresar a casa antes de que sus padres se preocuparan demasiado.

Mientras caminaban hacia la salida del colegio, recordaron los deseos que habían pedido en la fuente mágica. - ¿Crees que nuestros deseos se harán realidad? - preguntó Sofía curiosa. - No lo sé, pero creo que si seguimos soñando y trabajando duro, podemos hacer que nuestros sueños se hagan realidad - respondió Alba con determinación.

Las dos niñas se dieron un abrazo y prometieron seguir persiguiendo sus sueños juntas. Aprendieron que la amistad, la aventura y la imaginación son el combustible para alcanzar cualquier meta en la vida.

Y así, Alba y Sofía regresaron a casa con una historia llena de magia en sus corazones, listas para enfrentar nuevas aventuras y hacer realidad sus más grandes deseos.

FIN.

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