Las Aventuras de Almi, Rojo y Verde



Era un día soleado en el barrio de Almi. La niña de siete años estaba jugando en su jardín mientras su gato, Rojo, se estiraba perezosamente al sol y su perro, Verde, perseguía mariposas.

"¡Mirá, Rojo! ¡Verde está de caza!" - exclamó Almi, riendo mientras señalaba al perro que saltaba por el césped.

"Miau..." - respondió Rojo, abriendo un ojo, apenas interesado. "Yo prefiero dormir un poco más."

De repente, Almi se dio cuenta de que el jardín de su abuela había crecido desordenado. Las flores estaban marchitas y la hierba se había descontrolado.

"¿Qué pasaría si hacemos una competencia entre nosotros tres?" - sugirió Almi, sus ojos iluminándose con emoción. "Podemos ayudar a abuela a que su jardín vuelva a ser hermoso."

Rojo se estiró y dijo: "Suena divertido, pero, ¿cómo lo haremos?"

"Tú puedes ayudarme a plantar nuevas flores, Rojo, y Verde puede traerle hojas secas a la abuela. ¡Así llenaremos el jardín de color!" - propuso Almi con entusiasmo.

"¡Estoy dentro!" - ladró Verde, saltando de alegría. "¡Un jardín hermoso para la abuela!"

Así que empezaron su competencia. Almi se armó con palas y semillas, mientras Rojo utilizaba su agilidad para cavar pequeños agujeros en la tierra. Verde, por su parte, corría de un lado al otro, trayendo ramas caídas y hojas que había encontrado.

Mientras trabajaban, Almi notó que algunos vecinos se acercaban, intrigados por la actividad del jardín.

"¡Hola, Almi! ¿Qué estás haciendo con tus amigos?" - preguntó su vecina, Doña Rosa.

"Estamos transformando el jardín de la abuela. ¡¿Quieres ayudar? !" - dijo Almi con una gran sonrisa.

"¡Claro que sí!" - exclamó Doña Rosa, rápidamente volviendo con una caja llena de herramientas de jardinería.

Entre todos, el jardín comenzó a cobrar vida. Almi y sus amigos plantaron flores de todos los colores y variedades. Rojo incluso se las ingenió para atrapar un par de mariposas que revoloteaban cerca, trayendo risas a todos.

"¡Mirá, Almi! ¡Son como los confetis del jardín!" - dijo Verde, mientras saltaban junto a él.

Al final de la tarde, el jardín lucía impresionante. La abuela llegó a casa, notando la transformación inmediata.

"¡Ay, qué maravilla! ¿Quién hizo todo esto? !" – exclamó sorprendida la abuela, con lágrimas de alegría en sus ojos.

"¡Nosotros!" - dijo Almi orgullosa, mostrando a Rojo y Verde. "Fue una competencia de jardinería entre nosotros. ¡Y ganamos!"

La abuela se agachó para acariciar a Rojo y luego abrazó a Verde. "Gracias, mis amores. Hoy me han hecho muy feliz."

Con el anochecer, los tres amigos se sentaron entre las flores recién plantadas, disfrutando de la satisfacción de su trabajo.

"Esto fue mejor que cualquier juego de la tarde" - dijo Rojo mientras se acomodaba en el regazo de Almi.

"Y lo más importante es que ayudamos a la abuela" - añadió Verde, moviendo su cola con orgullo.

Desde aquel día, Almi, Rojo y Verde continuaron ayudando a la abuela en su jardín cada semana, y no solo harían de su jardín un lugar hermoso, sino que también fortalecerían su amistad, aprendiendo que trabajar en equipo siempre trae alegría y satisfacción.

Así, con el sol poniéndose detrás de las flores, la risa de Almi resonaba desde el jardín, acompañada del suave ronroneo de Rojo y el alegre ladrido de Verde. Y eso, realmente, era la mayor aventura de todas!

FIN.

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