Las Aventuras de Ana, Luis y Sofi en Cartagena



Era una tarde cálida en la ciudad de Buenos Aires, y Ana, la abuela cariñosa de Luis y Sofi, decidió contarles una historia. Los niños estaban emocionados y se acomodaron en el sillón, listos para escuchar.

"Abuela, ¿de qué nos vas a hablar hoy?", preguntó Sofi con los ojos brillantes.

"Hoy les contaré sobre una ciudad muy especial llamada Cartagena, en Colombia", respondió Ana con una sonrisa.

Luis estaba intrigado.

"¿Por qué es tan especial, abuela?"

"Porque Cartagena fue fundada hace más de cinco siglos, en 1533, por un explorador llamado Pedro de Heredia. Es un lugar lleno de historia, cultura y colores. ¡Escuchen esto!"

Luis y Sofi miraban a su abuela con atención mientras ella continuaba.

"La ciudad fue construida cerca del mar Caribe. Es famosa por sus murallas, que protegían a los habitantes de los piratas que intentaban saquear sus tesoros. ¡Imagina lo emocionante que debe haber sido vivir en esos tiempos!"

"¿Piratas? ¡Genial!", exclamó Luis emocionado.

"Sí, pero también había riquezas culturales. Cartagena es un crisol de varias tradiciones: africanas, indígenas y españolas. ¿Saben qué es un crisol?"

"¡Claro! Es como una mezcla de distintas cosas", dijo Sofi.

"Exactamente, querida", afirmó Ana.

La abuela decidió convertir la historia en una aventura.

"Hoy, ustedes dos serán exploradores. Vamos a buscar un mapa del tesoro de Cartagena que se dice que está escondido en el jardín. ¿Quieren unirse a mí?"

"¡Sí!", dijeron al unísono Luis y Sofi, saltando de alegría.

Salieron al jardín y empezaron a buscar entre las plantas y árboles.

"Miren, una caja enterrada", gritó Luis, sacando un pequeño baúl.

"¡Ábrelo, ábrelo!", animó Sofi.

Cuando Luis abrió la caja, encontraron un viejo mapa con dibujos de lugares emblemáticos de Cartagena: el Castillo de San Felipe, el Centro Histórico, y la Playa de Bocagrande.

"¡Genial! Ahora somos verdaderos exploradores", dijo Sofi.

"Pero debemos ser valientes como los antiguos habitantes de Cartagena", añadió Ana.

Decidieron que su primera parada sería el Castillo de San Felipe.

"Para llegar allí, tenemos que atravesar un camino lleno de desafíos", dijo Ana, convirtiendo la búsqueda en un juego.

"¡Desafíos! ¿De qué se trata?", preguntó Luis, intrigado.

"Primero, deben resolver un acertijo. ¿Cuántas piedras hay en nuestra casa si el jardín tiene cinco y la casa tiene diez?"

"Diez más cinco, ¡once!", respondió Sofi rápidamente.

"Correcto. Ahora, supongamos que hay que atravesar un arroyo sin mojarnos. ¿Cómo lo harían?"

"Podemos usar piedras para saltar", dijo Luis, y juntos saltaron de un lado a otro, riendo.

Luego, llegaron al mapa del Tesoro de la Cultura, donde tenían que encontrar palabras relacionadas con Cartagena.

"Mira, 'pueblo', 'fiesta', 'música', ¡uy, no entiendo algunas palabras!", decía Sofi mientras examinaba el mapa.

"Podemos pedirle a la abuela que nos ayude a aprender más sobre estas palabras mientras exploramos", sugirió Luis.

Fue así que cada parada implicaba una pequeña lección. Ana les explicaba sobre cada uno de los sitios del mapa, la historia de la cumbia y el merecumbé, bailes típicos de la región.

"¡Esto es mucho más divertido de lo que pensé!", exclamó Sofi, mientras intentaban imitar los pasos de baile que Ana les mostró.

"Exactamente, ¡la cultura es un tesoro que nos une!", dijo Ana, sonriendo.

Cuando regresaron a la casa, Ana les dijo,

"Ahora que conocen un poco más sobre Cartagena, me gustaría que cada uno de ustedes escriba una pequeña historia o dibuje algo que les haya gustado de nuestra aventura."

Al final del día, Luis dibujó a los tres juntos en el Castillo de San Felipe, mientras que Sofi hizo un dibujo de una fiesta con música y baile.

Ana miró los dibujos y se sintió llena de orgullo.

"Hoy no sólo exploramos un mapa, sino que hicimos un recorrido por el alma de Cartagena. Recuerden, la cultura siempre está con nosotros, y es importante valorarla y compartirla."

Los niños sonrieron, sabiendo que habían aprendido conceptos valiosos sobre historia, cultura y la importancia de la familia.

"Gracias, abuela. ¡Prometemos seguir explorando juntos!", dijeron, abrazando a Ana con cariño.

Y así, entre risas y abrazos, Ana, Luis y Sofi cerraron el día, llenos de amor y conocimientos sobre una hermosa ciudad que vivía en el corazón de su abuela.

FIN.

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