Las Aventuras de Celes, la Princesa Intrépida
En un reino lejano, había una princesa llamada Celes. A diferencia de las princesas de los cuentos, Celes no pasaba su tiempo en el castillo, rodeada de lujos. Ella soñaba con aventuras, tesoros escondidos y misterios por resolver.
Un día, mientras exploraba el jardín real, Celes encontró un viejo mapa. El mapa prometía llevar al descubridor a un misterioso castillo abandonado en el bosque. Con el corazón latiendo de emoción, decidió que tenía que ir. No podía hacerlo sola, así que se acercó a su mejor amiga, Lila, una astuta y valiente niña del pueblo.
-Celes, ¿estás segura de que quieres hacerlo? -preguntó Lila, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
-Sí, ¡quiero vivir una aventura! -respondió Celes, con una sonrisa de oreja a oreja.
Así que, juntas, se prepararon. Celes llevó una pequeña mochila con algunas provisiones y un diadema que su madre había usado en su juventud, creyendo que podría darle suerte. Mientras tanto, Lila, que era muy práctica, llevó una linterna y cuerdas.
El viaje por el bosque fue lleno de sorpresas. Se encontraron con un puente hecho de lianas, que parecía frágil, pero avanzaron con cuidado.
-¿Y si se rompe? -dijo Lila, mirando al fondo del arroyo.
-No lo hará, confía en mí -exclamó Celes, dando un paso firme.
Pasando el puente, las chicas llegaron al lugar donde el mapa prometía estar el castillo. Sin embargo, se encontraron con un gran problema: había un dragón gigante protegiendo la entrada.
-¡Ay no! -gritó Lila, dando un paso atrás.
-Espera, Lila. Podemos hacerlo.
Celes pensó rápido y recordó la historia que había escuchado sobre el dragón en el pueblo. -Los dragones son sensibles a la música.
Así que, Celes sacó su pequeño instrumento de cuerda y comenzó a tocar una hermosa melodía. El dragón se detuvo y, en lugar de atacar, empezó a mover su cola al ritmo de la música.
-¡Eso es, Celes! -animó Lila, uniendo su voz a la canción.
Con la música, lograron distraer al dragón, y cuando sintieron que era momento, corrieron hacia el castillo. Una vez dentro, se encontraron con un salón lleno de objetos antiguos y un gran cofre en el centro.
-Tenemos que abrirlo -dijo Celes, emocionada.
-Pero, ¿y si hay algo peligroso? -preguntó Lila, insegura.
-¡No tengamos miedo! -exclamó Celes, recordando su valentía.
Al abrir el cofre, se deslumbraron con un montón de joyas y un antiguo libro. Celes lo tomó entre sus manos y comenzó a hojearlo.
-¡Mirá lo que dice! Este libro cuenta la historia del caballero que venció al dragón.
Poco a poco, se dieron cuenta de que el dragón no era un enemigo, sino un guardián de secretos. Juntas, decidieron regresar al pueblo y contar su historia.
Cuando Celes y Lila llegaron, los aldeanos las esperaban ansiosos.
-¡Celes, has vuelto! -gritó la reina, preocupada.
-¡Mamá, tenemos que contarles sobre el dragón! -dijo Celes, entusiasmada. -No es lo que pensamos.
Celes relató su aventura, cómo habían usado la música para calmar al dragón y el tesoro que encontraron. Los habitantes del pueblo decidieron que debían ayudar al dragón, no combatirlo.
La princesa, Lila y los aldeanos trabajaron juntos para crear un jardín alrededor del castillo abandonado y, en poco tiempo, el dragón se convirtió en el protector del lugar.
Con orgullo, Celes comprendió que cada aventura trae consigo una lección. No todo lo que parece peligroso es realmente una amenaza, y siempre hay que buscar el entendimiento.
-Celes, sos una verdadera heroína -dijo Lila.
-¡No! -replicó Celes. -Nosotras somos heroínas. Juntas pudimos hacerlo.
Desde entonces, Celes y Lila siguieron explorando el reino, siempre en busca de aventuras, unidas por el valor, la música y el deseo de hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.