Las Aventuras de Cero y el Númerito



Había una vez, en un colorido pueblo llamado Numerópolis, un curioso personaje llamado Cero. Era un número peculiar, ya que siempre se mostraba alegre y le encantaba hacer amigos. Cero tenía un amigo especial, un número llamado Númerito, que vivía al lado de su casa.

Un día, Cero se acercó a Númerito para jugar.

"¡Hola, Númerito! ¿Quieres hacer algo divertido hoy?" - exclamó Cero con una sonrisa radiante.

Númerito, que era un número inquieto, respondió:

"¡Claro, Cero! ¿Qué haremos?"

"¡Tengo una idea! Vamos a sumar y restar algunos números, pero hay un giro especial. ¡Sumaremos y restaremos a cero!" - dijo Cero entusiasmado.

Númerito miró a Cero un poco confundido.

"Pero, ¿qué pasará si sumamos o restamos cero?" - preguntó, frunciendo el ceño.

"¡Ven, te lo mostraré!" - dijo Cero y juntos se fueron al parque donde había muchos números jugando.

Primero, llegaron a un grupo de números. Cero se acercó a 5, su amigo.

"¡Hola, 5! Vamos a sumar cero" - exclamó Cero.

5, que estaba jugando con otros números, sonrió y respondió:

"¡Está bien, hagámoslo!"

Cero tomó una hoja de papel y escribió:

5 + 0 = 5

"¡Mirá! Sumar a cero no cambia nada; 5 sigue siendo 5" - dijo Cero emocionado.

Númerito se dio cuenta de que era verdad.

"¿Y si restamos cero?" - preguntó Númerito con curiosidad.

Cero se volvió hacia 5 nuevamente.

"¿Podemos restar cero, amigo?" - inquirió.

"Claro, intentémoslo" - respondió 5.

Cero escribió:

5 - 0 = 5

"¡Increíble! El resultando sigue siendo el mismo" - exclamó Númerito, ahora más emocionado.

"Exacto, querido amigo. Ya que sumar o restar cero no cambia el valor de un número. Cero es un número especial porque es como un camaleón que no cambia el color de los números" - explicó Cero.

Númerito comenzó a reírse.

"¡Cero, sos como el superhéroe de los números!" - gritó mientras daba saltitos.

Mientras estaban en el parque, se les unieron otros números. Primero llegaron 3 y 4, que escucharon el bullicio.

"¿De qué están hablando?" - preguntó 4.

"¡Descubrimos que sumar y restar cero no cambia el número!" - respondió Númerito.

"¿Pueden explicarnos?" - pidió 3, intrigado.

Cero se puso en el centro y explicó:

"Sumar o restar cero es como añadir o quitar aire. ¡No cambia nada!"

Los demás números comenzaron a asimilar esto. Nadie quería perderse la diversión. Así que decidieron jugar un juego al aire libre. La regla era: cada vez que un número llegaba, debía sumar o restar cero.

Primero fue 6.

"Yo voy a sumar cero, entonces, ¡sigo siendo 6!" - dijo 6 contento.

Luego fue el turno de 8.

"Bueno, yo también sumaré cero. ¡8 para siempre!"

Cada número que pasaba hacía lo mismo. Cero se sentía encantado de ver cómo todos aceptaban la idea de que sumar o restar cero era muy especial.

Pero de repente, algunos números comenzaron a murmurar entre ellos.

"¿Qué pasaría si Cero desaparece?" - dijo 9 asustado.

La preocupación en el aire era palpable.

"Si Cero no está, ¿qué pasará con nosotros?" - agregó 1, con una voz temblorosa.

Cero, al escuchar esto, se acercó a los demás.

"No se preocupen, amigos. Yo siempre estaré aquí. Porque aunque no me vean a veces, mi esencia está en cada número. ¡Siempre sumaré y restaré a todos ustedes!"

Los números miraron a Cero con comprensión y sonrieron. Entonces, Númerito tuvo otra idea.

"¡Hagamos una fiesta para celebrar a Cero!" - sugirió con entusiasmo.

Todos los números saltaron de alegría.

"¡Sí! ¡Llama a Cero!" - gritaron en coro.

Y así, el gran día de la fiesta llegó. Ellos prepararon decoraciones, un gran pastel en forma de cero y música para disfrutar el momento.

Al final del día, cada número entendió que Cero era fundamental en el juego de la vida.

"¡Gracias, Cero!" - dijeron todos ellos.

Cero sonrió, feliz de estar rodeado de sus amigos.

"Recuerden, amigos, sumar y restar cero es como dar y recibir amor. No cambia lo valioso que somos, solo nos hace más fuertes juntos" - concluyó Cero, mientras todos celebraban en armonía.

Desde ese día, Númeropolis siempre recordó a Cero como el amigo especial que nunca cambiaba nada, pero que hacía todo mucho más divertido y enérgico.

Y cada vez que alguien sumaba o restaba cero, todos sonreían, recordando la gran lección de amistad y de los números.

Fin.

FIN.

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