Las aventuras de Coral y sus emociones
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Coral. Coral era una niña muy especial, ya que a sus cortos siete años, experimentaba muchos sentimientos diferentes.
A veces se sentía enojada porque no podía hacer algo bien, otras veces estaba triste sin razón aparente, y también había momentos en los que se sentía extremadamente feliz. Coral vivía con su mamá, su papá y su hermanito menor Mateo.
Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, comenzó a sentirse muy tímida al tener que hablar frente a todos ellos. Su corazón latía rápido y su boca se secaba. No sabía qué hacer para superar esa timidez.
Entonces recordó lo que le había enseñado su mamá: la técnica de respiración profunda. Coral cerró los ojos y inhaló profundamente por la nariz contando hasta cuatro; luego exhaló lentamente por la boca contando hasta seis.
Repitió este ejercicio varias veces hasta sentirse más calmada. Al abrir los ojos, vio a sus amigos esperándola pacientemente. Tomó coraje y comenzó a hablarles con seguridad y fluidez. Todos quedaron sorprendidos por la valentía de Coral y aplaudieron emocionados.
A medida que pasaban los días, Coral seguía enfrentando situaciones desafiantes que le provocaban diferentes emociones. Pero ella siempre recordaba sus ejercicios de respiración profunda y trataba de mantener una actitud positiva.
Un día llegó el momento del festival escolar anual donde cada alumno debía presentar un talento especial frente a toda la comunidad educativa. A Coral le encantaba cantar, pero también sentía miedo de hacerlo frente a tanta gente. Sin embargo, decidió que no dejaría que el miedo la detuviera.
Cuando llegó su turno, Coral subió al escenario y comenzó a cantar con una voz dulce y melodiosa.
A medida que avanzaba la canción, ella se sentía cada vez más segura de sí misma y su timidez desapareció por completo. Al finalizar su presentación, todo el público estalló en aplausos y ovaciones. A partir de ese día, Coral se dio cuenta de lo importante que era controlar sus emociones.
Comprendió que todos tenemos momentos difíciles y diferentes estados de ánimo, pero lo fundamental es aprender a manejarlos de manera positiva. Coral continuó practicando sus ejercicios de respiración profunda y siempre mantenía una actitud positiva frente a los desafíos diarios.
Descubrió que ser consciente de sus emociones le permitía comprenderlas mejor y encontrar soluciones adecuadas. Con el tiempo, Coral se convirtió en una niña valiente y segura de sí misma.
Su ejemplo inspiró a otros niños a enfrentar sus propios temores y a buscar herramientas para controlar sus emociones. Y así, Coral demostró al mundo que no importa cuántas emociones diferentes experimentemos; si aprendemos a manejarlas con ejercicios de respiración profunda y una actitud positiva, podemos superar cualquier obstáculo en nuestro camino hacia la felicidad.
FIN.