Las Aventuras de Don Búho y Tico el Conejo
En un bosque muy colorido, donde los árboles bailaban con el viento y las flores hacían piruetas, vivía Don Búho, un búho muy sabio y, por sobre todo, muy divertido. Su mejor amigo era Tico el Conejo, un conejo curioso y aventurero que siempre estaba listo para explorar.
Un día soleado, Tico saltó emocionado hacia el árbol de Don Búho.
"¡Don Búho! ¡Don Búho! ¡Hoy quiero descubrir el misterioso Lago de las Sonrisas!" - gritó Tico con entusiasmo.
"El Lago de las Sonrisas, eh? Dicen que hay un pez que cuenta chistes, pero también que se dice que se encuentra lleno de sorpresas" - respondió Don Búho, acariciándose la barba.
Con una mirada enigmática, añadió: "¿Estás seguro de que quieres ir, Tico? Las sorpresas pueden ser divertidas, pero también inesperadas".
"¡Sí, sí, sí! ¡Vamos ya!" - insistió Tico, saltando de un lado a otro.
Y así, decidieron emprender la aventura. Después de recorrer senderos floridos saltando alegremente, llegaron al lago que era aún más hermoso de lo que imaginaban. El agua brillaba como un espejito y, mientras se acercaban, notaron que pequeñas olas se levantaban.
"Mirá, ¡es el pez chistoso!" - exclamó Tico.
Desde el agua emergió un pez de colores vibrantes y una gran sonrisa. Su nombre era Pipo.
"¡Hola, amigos! ¿Quieren escuchar un chiste?" - preguntó Pipo alegremente.
"¡Sí!" - gritaron al unísono Don Búho y Tico.
"¿Por qué los pájaros no usan Facebook? ¡Porque ya tienen Twitter!" - rió Pipo y saltó de alegría.
Ambos amigos se rieron a carcajadas, y así continuaron escuchando los chistes de Pipo. Pero de repente, un remolino apareció en el agua y, cuando se disipó, todos se dieron cuenta de que Don Búho había desaparecido.
"¡Don Búho!" - gritó Tico, desesperado.
"¿Dónde estás?"
Pipo el pez, preocupado, nadó en círculos.
"¡Dame un segundo!" - dijo Pipo. "¡Tengo una idea!"
Dándose un buen chapuzón, Pipo hizo burbujas de colores.
"¿Ves esas burbujas? ¡Vamos a seguirlas!" - dijo.
Con la esperanza de encontrar a Don Búho, Tico siguió las burbujas, hasta que llegó a una cueva escondida entre las rocas. Allí, encontró a Don Búho parado en una roca.
"¡Tico! ¡No te asustes! Aquí era donde estaba, solo que me he distraído mirando a unos búhos bailarines. ¡Es una rutina que no puedes creer!" - explicó Don Búho, mientras hacia movimientos extraños.
"¡Pero nos preocupamos!" - dijo Tico, aliviado pero un poco enojado.
Don Búho se rió. "Ya veo, pero a veces las sorpresas vienen con risas. ¡Escuchá!"
A su lado, varios búhos estaban practicando pasos de baile y, juntos, comenzaron a bailar, haciendo que la risa de Tico resonara.
"¡Me encanta! ¡Pero me encantaría que Pipo también se uniera!" - dijo Tico, saltando emocionado.
Don Búho tuvo una idea.
"¡Pipo! ¡Ven y únete a nuestro festejo!" - gritó.
Pipo, entusiasmado, saltó fuera del agua y comenzó a bailar con sus aletas en el aire, lo que le daba un toque extra de alegría al ritmo.
Así, allí en el lago, los tres amigos compartieron risas, bailes y chistes. La tarde pasó volando, y con cada risa aprendieron algo valioso: a veces, las mejores aventuras son las que constan de sorpresas inesperadas y buenos amigos a tu lado.
"Siempre recorden, la mejor manera de enfrentar lo inesperado es con una sonrisa" - concluyó Don Búho, mientras el sol se ocultaba tras el horizonte.
Y así, entre risas y bailes, nuestros héroes regresaron a casa con el corazón lleno de recuerdos.
FIN.