Las aventuras de Ernestinas y Faustinas


Había una vez dos hermanas llamadas Ernestinas y Faustinas. Eran muy alegres y siempre estaban llenas de energía. Les encantaba bailar, ir a la escuela y sobre todo, amaban a los gatitos y los perritos.

Un día, mientras caminaban por el parque, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos. Con curiosidad, se acercaron y encontraron un pequeño gatito abandonado. Sin dudarlo, lo tomaron en brazos y decidieron llevarlo a casa.

Al llegar a su hogar, decidieron llamar al gatito —"Pelusa"  debido a su pelaje suave como algodón. Lo cuidaron con mucho cariño: le dieron comida, agua fresca y un lugar cómodo para dormir.

Ernestinas y Faustinas también jugaron con él todos los días después de la escuela. Pero las aventuras de Ernestinas y Faustinas no terminaron ahí. Un día, mientras jugaban en el jardín trasero, encontraron un cachorro escondido detrás de un árbol. Estaba asustado y tembloroso.

Sin pensarlo dos veces, las hermanas lo llevaron dentro de casa. El cachorro tenía manchas marrones en su pelaje blanco como la nieve. Decidieron llamarlo —"Copito" .

Al igual que con Pelusa, Ernestinas y Faustinas cuidaron del cachorro con amor infinito: le dieron comida especial para perros cachorros, lo sacaron a pasear todos los días e incluso le enseñaron algunos trucos divertidos. La vida junto a Pelusa y Copito era maravillosa.

Ernestinas y Faustinas aprendieron mucho sobre la responsabilidad de cuidar a sus mascotas. Aprendieron que los animales necesitan amor, atención y cuidados constantes. Un día, mientras las hermanas estaban en la escuela, recibieron una noticia triste: su vecino, el señor Rodríguez, había perdido a su gato llamado Luna.

Ernestinas y Faustinas sabían lo importante que era Luna para el señor Rodríguez y decidieron ayudarlo. Cuando llegaron a casa, les contaron a Pelusa y Copito sobre Luna. Los animales parecían entenderlo todo con sus ojos brillantes.

Juntos, idearon un plan para encontrar a Luna. Ernestinas y Faustinas pegaron carteles por todo el vecindario con la foto de Luna y su número de teléfono.

También buscaron en todos los rincones posibles del vecindario en busca del gatito perdido. Después de varios días de búsqueda incansable, finalmente recibieron una llamada del señor Rodríguez: ¡habían encontrado a Luna! Estaba escondida en el ático de una casa abandonada cerca del parque.

Con gran alegría, Ernestinas y Faustinas llevaron a Pelusa y Copito al encuentro con Luna. El señor Rodríguez estaba tan emocionado que no podía contener las lágrimas. Agradeció enormemente a las hermanas por haber encontrado a su querida mascota.

Desde ese día, Ernestinas y Faustinas se convirtieron en héroes locales por haber ayudado al señor Rodríguez a encontrar a Luna. Pero lo más importante fue la lección que aprendieron: siempre debemos cuidar y amar a los animales, ya que son seres vivos con sentimientos.

Ernestinas y Faustinas continuaron cuidando de Pelusa y Copito, pero también ayudaron a otros animales necesitados. Juntos, crearon un refugio para gatitos y perritos abandonados, donde todos los animales encontraban amor y una segunda oportunidad.

Y así, Ernestinas y Faustinas demostraron al mundo que el amor por los animales puede cambiar vidas. Su historia inspiró a muchas personas a cuidar de sus mascotas y a luchar por los derechos de los animales.

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