Las Aventuras de Flor y Lico en Puerto Rico
Era una soleada mañana en la isla de Puerto Rico, y Flor, una pequeña flor de hibisco, soñaba con conocer el mundo más allá de su jardín. Siempre escuchaba a los pájaros hablar sobre los hermosos paisajes y las aventuras que vivían volando por los verdes bosques y las colinas. Un día, decidió que era hora de salir a explorar.
"¡Voy a conocer todo lo que hay en esta isla!" - exclamó Flor, emocionada.
Cuando se deslizó fuera del jardín, Flor se encontró con Lico, un pequeño lagarto verde que estaba tomando el sol sobre una roca.
"¡Hola! Soy Lico. ¿A dónde vas tan rápido?" - preguntó el lagarto, curioso.
"¡Hola, Lico! Soy Flor y voy a explorar la isla. ¿Quieres venir conmigo?" - respondió Flor con una sonrisa.
Lico pensó por un momento. Aunque le encantaba tomar el sol, la idea de una aventura lo emocionaba.
"¡Claro! ¡Vamos juntos!" - contestó Lico, moviendo su cola felizmente.
Así, los dos nuevos amigos comenzaron su viaje por la isla. Pasaron por colinas llenas de orquídeas, donde las mariposas revoloteaban. Flor nunca había visto algo tan bello.
"¡Mirá, Lico! ¡Qué maravilla!" - exclamó Flor al observar las coloridas mariposas.
Sin embargo, mientras disfrutaban del paisaje, se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Algunas plantas parecían marchitas y tristes.
"¿Por qué algunas plantas se ven tan mal?" - preguntó Lico, preocupado.
"No lo sé, pero debemos averiguarlo. Quizás podamos ayudarles" - respondió Flor con determinación.
Los amigos se acercaron a una palmera que tenía las hojas caídas.
"Hola, palmera. ¿Por qué estás así?" - preguntó Lico.
"¡Oh, pequeños amigos! Estoy muy triste. No tengo suficiente agua porque el río que me alimentaba se ha secado. Sin agua, mis hojas están marchitas" - dijo la palmera con un susurro cansado.
Flor y Lico se miraron preocupados.
"Debemos hacer algo, Lico. Todo el bosque necesita agua para vivir!" - aseguró Flor con determinación.
"Sí, pero, ¿qué podemos hacer?" - se preguntó Lico.
"Podemos buscar el río y averiguar por qué se ha secado" - sugirió Flor, llena de coraje.
Así que comenzaron su aventura hacia el río. En el camino, se encontraron con un grupo de seres del bosque.
"¿Adónde van, amigos?" - preguntó un grupo de ranas que croaban.
"Vamos a buscar el río que se ha secado para ayudar a las plantas" - explicó Flor.
"¡Nosotros también queremos ayudar!" - dijeron las ranas al unísono.
Y así, el grupo se unió a la aventura. Después de un largo camino, llegaron a un lugar donde el río solía fluir, pero en cambio, solo encontraron un lecho seco y arenoso.
"¿Pero qué ha pasado aquí?" - preguntó Lico, asombrado.
De repente, escucharon un ruido. Era un pequeño niño con un balde. Estaba tratando de sacar agua de un pozo, pero era difícil y el pozo estaba casi seco.
"¡Hola, niño! ¿Sabes qué pasó con el río?" - preguntó Flor.
El niño miró a los amigos, triste.
"El río se secó porque hemos cortado demasiados árboles que ayudaban a mantener la humedad. Sin árboles, el agua se va. Estoy tratando de ayudar, pero no sé cómo" - explicó el niño.
Flor y Lico pensaron rápido. Siendo una flor y un lagarto, no podían mover los troncos, pero podían inspirar a otros a ayudar.
"¡Debemos hacer una campaña para plantar más árboles!" - exclamó Flor con entusiasmo.
"¡Sí! Si todos colaboran, podremos devolverle al río su caudal" - afirmó Lico.
Juntos, hablaron con el niño y lo convencieron de que sumara a sus amigos. El niño entusiasmado fue de casa en casa pidiendo ayuda. Pronto, llegaron muchos niños, cada uno con una planta que quisieran sembrar.
"¡Miren cuántas plantas!" - exclamó uno de los chicos al ver a sus amigos llegar.
"¡Juntémonos para reforestar el bosque y el río volverá a la vida!" - dijo Lico, animado.
Así que, todos juntos, comenzaron a plantar árboles a lo largo de la ribera seca del río. Con amor, cuidado y dedicación, plantaron los pequeños árboles de diversos colores y tamaños. La acción de todos hizo que el entorno comenzara a cambiar; poco a poco, el río comenzó a fluir nuevamente.
"¡Mirá! ¡El agua vuelve!" - gritó Lico al ver el agua brotando.
Todo el bosque celebraba su triunfo. Flor estaba orgullosa porque no solo habían ayudado a las plantas, sino que habían unido a los amigos del bosque para trabajar juntos.
"¡Lo logramos, Lico! ¡La primavera volverá a brillar!" - exclamó Flor emocionada.
"Gracias, Flor. Sin tu valentía, esto no hubiera sido posible" - dijo Lico, sonriendo.
Desde aquel día, Flor y Lico se convirtieron en defensores de la flora de Puerto Rico. Aprendieron que trabajando juntos y cuidando de su hogar, podían lograr cosas maravillosas. Y así, el bosque resplandecía con vida y color, recordando siempre que juntos eran más fuertes. Las aventuras de Flor y Lico solo estaban comenzando, pero sabía que junto a sus amigos del bosque, podrían enfrentar cualquier desafío.
FIN.