Las aventuras de Francesca y el capibara en los estanques de Salta



En los hermosos estanques de Salta, durante un caluroso verano, vivían Francesca, una simpática nutria, y su amigo el Capibara, un roedor grande y tranquilo. Juntos, disfrutaban de divertidas aventuras y siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás animales del lugar.

Una mañana, mientras nadaban y jugaban en el agua, escucharon unos gritos de auxilio. Rápidamente se acercaron y vieron a Gustavo, una tortuga que se había atascado entre unas ramas. Francesca y el Capibara, sin dudarlo, se pusieron manos a la obra. Francesca movió las ramas con destreza y el Capibara empujó suavemente a Gustavo hasta liberarlo. La tortuga agradecida les dijo: "¡Muchas gracias, amigos! Siempre puedo contar con ustedes".

Luego de esta asombrosa hazaña, decidieron explorar una parte del estanque que aún no conocían. Fue entonces cuando divisaron a Martina, una garza distraída que tenía enredado un ala con restos de tela. Sin pensarlo dos veces, Francesca se sumergió y logró desenredar el ala de Martina, permitiéndole volar libre nuevamente. Martina, emocionada, les expresó su agradecimiento con un elegante movimiento de cabeza.

Mientras continuaban su travesía, escucharon unos maullidos desesperados. Era Luna, la gata del estanque, quien estaba trepada en un árbol y tenía miedo de bajar. El Capibara, con su gran paciencia, logró convencer a Luna de que saltara sobre su lomo, y así la llevó a salvo hasta el suelo. Luna saltó y, con alivio, agradeció a sus valientes amigos.

Al atardecer, ya agotados por tantas aventuras, Francesca y el Capibara se recostaron cerca del estanque para descansar. Estaban felices de haber podido ayudar a sus amigos y de haber vivido un día lleno de emocionantes experiencias.

Desde entonces, en los estanques de Salta, todos los animales sabían que podían contar con Francesca y el Capibara, quienes siempre estaban dispuestos a tender una pata o un lomo para ayudar a quienes lo necesitaran.

FIN.

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