Las Aventuras de Garabita y su Crayón Mágico
Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de colores, una niña llamada Garabita. Ella era conocida por su curiosidad sin límites y su amor por los garabatos. Todos los días, Garabita llevaba consigo su crayón favorito, un crayón que, además de ser el más hermoso de su colección, tenía un brillo especial que lo hacía ver mágico.
Un día, Garabita decidió explorar el bosque que estaba al final de su calle. En su camino, encontró una puerta pequeña y misteriosa, cubierta de enredaderas.
"¿Qué habrá detrás de esta puerta?" - se preguntó Garabita, intrigada.
Con su corazón latiendo rápido, empujó la puerta y entró. Para su sorpresa, descubrió un mundo lleno de colores vibrantes, donde los árboles eran de tonos lilas y las flores de un azul eléctrico.
"¡Hola!" - gritó una mariposa que la observaba desde una rama. "Bienvenida al Reino de los Garabatos. Soy Lila, y estamos esperando a una artista como vos."
Garabita sonrió emocionada. "¿Yo? ¿Artista?" -
"Sí, este lugar necesita tu ayuda. Cada vez que alguien deja de dibujar, los colores se desvanecen y todo se vuelve gris. ¡Necesitamos que traigas de vuelta los colores!"
La mariposa voló alrededor de Garabita y la llevó a una gran plaza en el centro del reino, donde los habitantes estaban tristes porque sus mundos se estaban volviendo grises. Garabita, con su crayón mágico en mano, decidió que iba a ayudarles.
"Voy a dibujar algo que los haga sonreír," - dijo Garabita, y se puso a trabajar.
Comenzó a dibujar un enorme sol radiante, unos árboles llenos de frutas de todos los colores y una serie de animales que bailaban alegrando a todos. Los colores empezaron a resurgir, pero justo cuando estaba a punto de acabar, su crayón se rompió.
"¡Oh no!" - exclamó, desesperada.
Lila la miró con ojos grandes. "¿Qué haremos? Sin tu crayón, el reino volverá a ser gris."
Garabita se sintió triste, pero recordó algo que su abuela siempre le decía: "Cuando un camino se cierra, siempre hay otra salida." Entonces, buscó a su alrededor y vio a los niños del pueblo que la observaban.
"¡Chicos! ¡Ayúdenme!" - les gritó.
Los niños, uno a uno, se acercaron con sus propios crayones. Garabita sonrió como nunca antes y juntos comenzaron a dibujar. Cada crayón añadía un nuevo color, una nueva sonrisa, y pronto toda la plaza brillaba de luz.
Al ver que había más colores y más alegría, Garabita se sintió llena de energía. Entonces decidió que, aunque su crayón favorito estaba roto, lo importante era compartir la creatividad y lo que llevaban dentro.
Lila voló en círculos, emocionada. "¡Lo logramos! Ahora el reino nunca volverá a ser gris, gracias a todos ustedes."
Garabita se despidió de sus nuevos amigos, prometiendo volver pronto. Regresó a casa con el corazón rebosante de alegría. Sabía que siempre habría una forma de encontrar la creatividad, incluso cuando parecía que todo se había terminado.
Desde ese día, Garabita no solo dibujó con su crayón, sino que también organizó reuniones con sus amigos para crear juntos, y así el Reino de los Garabatos nunca volvió a desvanecerse.
Y así, con su corazón lleno de colores y sus amigos a su lado, Garabita continuó explorando, dibujando y viviendo mil aventuras.
"¡Hasta pronto, Garabita!" - gritaron sus amigos mientras ella partía hacia nuevas tierras llenas de sorpresas.
Garabita sonrió, lista para su próxima aventura. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.