Las Aventuras de Ica y Sus Amigos en el Jardín
Ica era una niña especial. Tenía el cabello azul como el cielo en un día despejado y siempre andaba con una sonrisa en el rostro. Le encantaba explorar el mundo que la rodeaba, lleno de maravillas y sorpresas. Un día soleado, decidió que era el momento perfecto para ir al colegio y hacer una actividad divertida con sus amigos en el jardín.
Cuando Ica llegó al aula, pudo ver que todos sus amigos estaban emocionados. La profesora, la señora Elena, había preparado una actividad creativa: harían plastilina colorida.
"¡Hola a todos! ¿Están listos para crear algo increíble?" - preguntó la señora Elena, mientras colocaba la plastilina sobre la mesa.
"¡Sí!" - gritaron los niños al unísono, llenos de energía. Todos se sentaron alrededor de la mesa y empezaron a mezclar los colores.
"Mirá, Ica, esta masa es roja como una fresa y esta es amarilla como el sol" - dijo Mateo, señalando las porciones de plastilina.
"Podemos hacer un arcoíris completo con todos estos colores" - respondió Ica, entusiasmada.
Mientras mezclaban y moldeaban, comenzaron a hablar sobre los animales que querían crear con la plastilina. Ica decidió que haría un pez azul y amarillo, porque le encantaban los colores brillantes.
"Voy a hacer un pez divertido que saltará por el agua" - dijo Ica con determinación.
Pero de repente, la puerta del aula se abrió. Era el director de la escuela, el señor Gómez, y parecía preocupado.
"¡Hola, chicos! Tengo un pequeño problema... se ha escapado un loro del aviario, ¿alguien lo ha visto?" - preguntó el director.
Los niños se miraron entre sí, intrigados.
"No, pero podemos ayudar a buscarlo" - propuso Ica.
La señora Elena sonrió, comprendiendo que esta era una gran oportunidad para aprender sobre los animales.
"¡Buena idea, Ica! Vamos a hacer una búsqueda en el jardín. Pero antes, terminemos nuestros animales de plastilina para recordar siempre lo que hemos aprendido. Así cuando tengamos un símil del loro, ¡podremos distinguirlo!"
Todos regresaron a sus mesas y trabajaron afanosamente. Cuando finalmente terminaron, tenían un espectáculo colorido de animales de plastilina: un gato naranja, un perrito marrón, y, por supuesto, el pez de Ica.
"¡Mirá lo que hice!" - exclamó Ica, alzando su pez.
"¡Está espectacular!" - dijo Mateo, admirando el trabajo de su amiga.
Cuando todos terminaron sus creaciones, salieron al jardín para buscar al loro. Ica lideró a sus amigos, usando su imaginación para pensar cómo podría lucir el loro.
"Tal vez esté en un árbol, buscando comida" - sugirió Ica mientras exploraban.
Los niños miraron hacia arriba y allí, en una rama alta, vieron algo moverse.
"¡Allí está!" - gritó Mateo emocionado.
Sin embargo, el loro pareció asustarse y voló hacia otro árbol.
"¿Qué haremos?" - preguntó Ana, un poco asustada.
"Podemos intentar llamarlo con algo que le guste. ¡Podemos usar nuestros animales de plastilina para hacer un juego!" - propuso Ica.
"¿Cómo un juego?" - preguntó el director confuso.
Ica explicó su idea.
"Haremos que nuestros animales de plastilina hablen y canten. Si el loro escucha, podría acercarse".
Así que, con mucho entusiasmo, comenzaron a crear un espectáculo. Cada niño actuó con su animal de plastilina, haciendo ruidos y movimientos divertidos. Ica, con su pez en mano, imitó el sonido del agua salpicando mientras todos cantaban.
"¡Ven, loro, ven a jugar!" - cantaron todos al unísono, mientras agitaban sus animales de plastilina hacia el árbol.
Para su sorpresa, el loro comenzó a acercarse, curioso por el espectáculo colorido y los sonidos divertidos que provenían del jardín. Finalmente, aterrizó en la rama más baja.
"¡Lo logramos!" - gritó Ica, saltando de alegría.
El señor Gómez sonrió, visiblemente aliviado.
"¡Fantástico trabajo, chicos! ¡Gracias a su creatividad y trabajo en equipo, hemos encontrado al loro!"
Desde ese día, Ica y sus amigos no solo aprendieron sobre los colores y los animales, sino también la importancia de la colaboración y la creatividad. Al final de la jornada, con el loro a salvo en su aviario, se sintieron felices de haber hecho una gran obra maestra.
"¡Deberíamos hacer esto más seguido!" - dijo Ica, mientras sus amigos asentían llenos de entusiasmo.
Y así, Ica decidió que en sus próximas exploraciones, siempre llevaría consigo su espíritu aventurero, sus colores y la magia de la amistad.
FIN.