Las Aventuras de Jack en la Escuela
Era un día soleado y brillante cuando Jack se despertó. Miró su reloj y, con un salto, exclamó:
- ¡Oh, no! ¡Ya es tarde!
Saltó de la cama, se vistió a toda prisa, se cepilló los dientes y, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba corriendo hacia la cocina. Su mamá le había preparado tostadas con dulce de leche.
- ¡Apurate, Jack! No quiero que llegues tarde a la escuela otra vez.
- ¡Ya voy, mamá!
Después de un buen desayuno, Jack salió corriendo hacia la parada del colectivo donde ya lo esperaban sus amigos, Tomás y Sofía.
- ¡Hey, Jack! ¿Te conté que en clase de matemáticas hoy vamos a hacer algo diferente? - dijo Tomás emocionado.
- ¿En serio? ¿No será otra vez una prueba?
- No, ¡yupi! Vamos a hacer un juego que nos enseñó la profe.
- Ojalá no sean calculaciones aburridas - agregó Sofía.
Mientras esperaban el colectivo, Jack comenzó a recordar cómo se sentía en las clases. Durante la primera parte del día, las cosas solían ser tranquilas, pero él a menudo sentía que las materias eran monótonas. Por ejemplo, en la clase de Historia, la profe hablaba tanto sobre fechas y sucesos que se sentía atrapado.
- ¡Bla, bla, bla! - murmuró Jack mientras imitaba a su maestra. - ¡Esos reyes de antaño no tienen nada de emocionante!
Sus amigos soltaron una risa.
- Pero hoy será diferente, ¡te lo prometo! - dijo Tomás mientras subían al colectivo.
El viaje al colegio fue divertido. Mientras discutían sobre el partido de fútbol del fin de semana, Jack sintió que la escuela podía ser un lugar más divertido, incluso si había clases aburridas.
Al llegar, el timbre sonó y todos corrieron hacia el aula. La maestra, la señora Martínez, era conocida por ser un poco estricta pero también tenía ideas muy creativas para hacer que sus clases fueran más interesantes.
- ¡Buenos días, chicos! Hoy vamos a hacer algo especial en matemáticas - anunció la maestra al entrar.
- ¡Sí! - gritó Tomás, lo que provocó risas en toda la clase.
La señora Martínez explicó el juego: formarían equipos y resolverían acertijos matemáticos para ganar puntos. Jack no podía creer lo divertido que resultó ser trabajar en equipo.
Entre risas y desafíos, Jack se dio cuenta de que el trabajo en equipo lo hacía sentir más animado y que aprender podría ser más emocionante de lo que pensaba.
- ¡Mirá, Jack! ¡Resolví la primera! - exclamó Sofía mientras levantaba su hoja con una multiplicación.
- ¡Sos una genia, Sofía! - le respondió Jack, y juntos continuaron tirando de ideas hasta que todos sumaron puntos.
Finalmente, la clase terminó y la maestra los felicitó:
- ¡Muy bien, equipo! Aprendimos juntas y nos divertimos. ¡Ese es el espíritu!
Jack sintió una chispa dentro de él. Tal vez las clases no debían ser tan aburridas si se veían como aventuras.
A la hora del recreo, Jack y sus amigos se sentaron a comer sus bocadillos.
- ¿Te imaginás que mañana nos den una clase de aventuras en el parque? - sugirió Jack.
- ¡Genial! Pero no olvidemos que para hacer eso necesitamos ayudar más en nuestros trabajos - comentó Sofía con una sonrisa.
- Bueno, miremoslo de esta manera: ¡todo puede ser una aventura si así lo queremos! - dijo Tomás.
Después del recreo, Jack se dio cuenta de que aunque algunas clases podían parecer un poco secas, él tenía el poder de hacer que cada día fuera diferente. Así, el resto del año escolar para Jack se convirtió en una serie de pequeñas aventuras llenas de risas y aprendizaje.
Y así, cada mañana cuando se despertaba, decidía que iba a descubrir algo nuevo y emocionante que lo hiciera sonreír. Al llegar a la escuela, nunca olvidó llevar consigo la idea: todo puede ser divertido con un poco de creatividad y buena compañía.
FIN.