Las Aventuras de Juan en el Ecuador
Era una vez un niño curioso llamado Juan, que soñaba con conocer el mundo. Un día, decidió embarcarse en una aventura por Ecuador para descubrir las festividades navideñas de cada región.
Juan tomó su mochila, llenó de golosinas y un cuaderno, y partió. Su primer destino fue la región de la Sierra, donde conoció a doña María, una abuela que preparaba un delicioso dulce llamado ‘pristiños’.
"¡Hola, doña María! ¿Qué es eso tan rico que huele así?"
"¡Hola, Juan! Son pristiños, un dulce que hacemos para celebrar la Navidad. ¿Quieres ayudarme a prepararlos?"
Juan se puso el delantal y, mientras amasaban la masa, doña María le contó sobre la lengua quichua.
"¿Sabías que en mi pueblo hablamos quichua? Es muy bonito, escuchá: 'sumaq' significa hermoso."
"¡Sumaq! Me encanta. ¿Tienen alguna palabra para Navidad?"
"En quichua, decimos ‘pacha’ para celebrar el tiempo, como un nuevo ciclo."
Después de compartir un montón de pristiños, Juan se despidió de doña María y partió hacia la Costa. En la playa, se encontró con Sammy, un muchacho que hacía cometas.
"¡Hola! Vas a amar la Navidad aquí. ¡Hacemos un festival de luces luminosas!"
"¿Qué divertido! ¿Y qué más?"
"Es importante para nosotros, porque celebramos el ‘fin de año’ con luces en las playas. Ahora, ven, ¡ayúdame a hacer mi cometa de luces!"
Juntos, construyeron una enorme cometa y cuando la elevaron, las luces brillaron en la noche oscura.
"¡Guau, Sammy! ¡Es como si el cielo nos estuviera sonriendo!"
"¡Y lo más lindo es que decimos ‘La Navidad ya vendrá! ’ emocionando a todos."
Juan siguió su camino y llegó a la Amazonía. Allí, encontró a una comunidad indígena que celebraba la navidad con danzas y música. Conoció a Sara, una niña amazónica que tocaba el saxofón en la fiesta.
"¡Hola, Juan! Vas a encantarte con nuestras danzas. Esto se llama ‘la fiesta del Yumbo’."
"¿Y qué significa eso?"
"Es una celebración de la naturaleza y los espíritus. Además, nosotros hablamos shuar, y ‘Nukak’ significa Navidad."
Juan se unió a la danza y aprendió algunas palabras shuar mientras se divertía. Pero, algo inesperado ocurrió: ¡un grupo de niños disfrazados de animales apareció para hacer una representación teatral!"¡¿Qué es esto? !" preguntó Juan, sorprendido.
"Es nuestra manera de contar historias, ¡ven!" le respondió Sara.
Juan se sintió inspirado y se unió, imitando a los animales y riendo a carcajadas. Cuando finalizó la actuación, todos aplaudieron y él gritó:
"¡Nukak!"
Finalmente, Juan regresó a casa. Había aprendido muchas cosas: de la magia de las luces, los dulces de quichua y las danzas de la Amazonía. Decidió que quería compartir todo lo que había aprendido.
Un día, en su escuela, organizó una presentación sobre lo que había vivido.
"Fue un viaje mágico, lleno de colores, sonidos y mucha amistad. ¡Les quiero enseñar algunas palabras de quichua y shuar también!" susurró Juan a su aula. Todos los niños lo escuchaban con atención, completamente atrapados por su relato.
La maestra, emocionada, los guió y Juan les enseñó:
"Repetíd conmigo: ‘sumaq’ - hermoso, y ‘nukak’ - Navidad. ¡Vamos a tener nuestra propia fiesta en clase!"
La clase estalló en aplausos dando la bienvenida a la idea mientras pensaban en sus propios adornos y como celebrar la Navidad en su escuela.
"Al final, la verdadera celebración no está solo en los lugares, sino también en nuestros corazones, y podemos compartir a través del amor, la amistad y el entendimiento de nuestros mundos diferentes", concluyó Juan con una gran sonrisa.
Y así, Juan no solo descubrió diferentes festividades a lo largo de Ecuador, sino que también los unió en una gran celebración que llenó de alegría a todos a su alrededor.
Desde ese día, Juan se convirtió en un embajador de la diversidad cultural, recordando a todos que las diferencias son lo que nos hace únicos y que cada Navidad tiene su propio brillo especial.
FIN.