Las Aventuras de Juan en Estados Unidos



Era un día soleado cuando Juanito, un niño colombiano lleno de energía y sueños, llegó a los Estados Unidos junto a su familia. Todo era nuevo para él: las calles, las casas, y hasta los sonidos. Caminando por su nuevo barrio, se hizo amigo de una perra llamada Luna, que lo siguió desde el primer momento.

"Hola, perra elegante, ¿quieres ser mi amiga?" - le dijo Juanito con entusiasmo.

Luna movió la cola y se acurrucó a su lado. Juanito decidió explorar el vecindario con ella. En el camino conoció a una niña llamada Emily.

"Hola, soy Juanito. ¿Quieres jugar conmigo?" - preguntó con una gran sonrisa.

"¡Claro! Me encanta jugar al escondite" - respondió Emily.

Mientras jugaban, la mamá de Juanito lo llamó desde la distancia.

"¡Juanito! ¡Es hora de almorzar!"

Emocionado, Juanito se despidió de su nueva amiga.

"Nos vemos después, Emily. ¡Juguemos más!"

Esa tarde, Juanito almorzó arepas, un sabor familiar que lo hacía sentirse un poquito más en casa. Sin embargo, al día siguiente, comenzó la escuela y estaba un poco nervioso.

"¿Y si no puedo hacer amigos?" - pensaba mientras caminaba hacia el edificio escolar.

Al entrar, vio a muchos niños, algunos hablando en inglés, y no entendía todo. Un niño se acercó y le preguntó:

"¿De dónde eres?"

"Soy de Colombia, se llama Juanito" - respondió con timidez.

"¡Qué cool! Soy Lucas. ¿Te gustaría jugar en el recreo?"

Desde ese día, Lucas y Juanito se volvieron grandes amigos. Juntos descubrieron que jugar a la pelota los unía, a pesar de las diferencias.

Sin embargo, un día, durante el almuerzo, Juanito notó que algunos niños estaban aislados.

"Hola, ¿por qué están solos?" - preguntó Juanito.

"Nadie quiere jugar con nosotros porque somos nuevos y no hablamos bien inglés" - expresó uno de ellos.

Juanito se sintió identificado y decidió hacer algo al respecto.

"¡Vamos a jugar todos juntos!" - dijo con entusiasmo.

Así, organizó un juego que mezclaba el fútbol y el baloncesto, donde cada uno podía participar sin importar el idioma.

"¡Eso suena divertido!" - gritó Lucas.

Poco a poco, más niños se unieron y comenzaron a reír y disfrutar. La cancha se llenó de risas y sonrisas, y Juanito se dio cuenta de que con un simple gesto, logró que todos se sintieran bienvenidos.

Con el tiempo, sus amigos de diferentes orígenes se volvieron como una gran familia. Todos aprendieron palabras en español e inglés, lo que hizo que la amistad fuera aún más fuerte.

Un día, la maestra les pidió que compartieran algo sobre sus culturas. Juanito decidió preparar un baile tradicional colombiano.

"Voy a bailar cumbia, porque es muy alegre y a todos les encanta" - les dijo emocionado.

El día de la presentación, los amigos de Juanito lo apoyaron y al final, todos aplaudieron.

"¡Eres un gran bailarín, Juanito!" - le dijo Emily con una sonrisa.

Esa experiencia dejó a Juanito una lección importante: las diferencias culturales son lo que hace que cada lugar sea especial, y siempre habrá formas de encontrar amistad y entendimiento.

Finalmente, mientras miraba a sus amigos reír y jugar, Juanito comprendió que el verdadero hogar no siempre está en un lugar físico, sino en las personas que amas.

Con el correr de los días, Juanito se adaptó a su nueva vida y comenzó a sentir que sí se podía ser feliz en otro país.

FIN.

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