Las Aventuras de La Niña Martina y su Hada Madrina Miryam
En un pequeño pueblo rodeado de árboles altos y bellas flores, vivía una niña llamada Martina. Martina era curiosa y llena de sueños; le encantaba explorar los rincones del bosque cercano, donde siempre imaginaba que encontraría tesoros y criaturas mágicas. Pero lo que Martina no sabía era que tenía un hada madrina muy especial llamada Miryam, que la seguiría a todas partes y la ayudaría a convertir sus sueños en realidad.
Una tarde, mientras Martina jugaba en el bosque, Miryam apareció como un destello de luz brillante.
"-¡Hola, Martina!" -dijo Miryam, flotando hacia ella con una sonrisa resplandeciente. "-Hoy es un gran día, y tengo una misión para nosotras."
"-¿Qué clase de misión?" -preguntó Martina, sus ojos brillando de emoción.
"-Vamos a encontrar el Arcoíris Perdido, legendario por conceder un deseo a quienes logran encontrarlo. Dicen que está escondido detrás de la Catarata Susurrante. ¿Te animas?" -Miryam le guiñó un ojo.
"-¡Sí, claro! Vamos, Miryam!" -exclamó Martina mientras se aventuraban juntas hacia la catarata.
Al llegar al lugar, oyeron el murmullo del agua y sintieron la frescura del rocío. Pero lo que no esperaban era que un enorme bicho animal, con ojos grandes y brillantes, les bloqueaba el paso.
"-¡Alto!" -dijo el bicho, con voz profunda. "-No pueden pasar sin resolver mi acertijo."
Martina se miró con Miryam, intrigadas.
"-¿Cuál es el acertijo?" -preguntó Martina, lista para pensar.
"-Soy algo que siempre está contigo, pero que no puedes ver. Puedo ser una tristeza o una alegría. ¿Qué soy?" -dijo el bicho animal, rascándose la cabeza.
Martina frunció el ceño y comenzó a reflexionar.
"-A veces las cosas que sentimos son difíciles de explicar..." -murmuró.
"-¡Ya sé!" -se iluminó. "-¡Son las emociones!" -respondió, llena de alegría.
"-¡Correcto!" -rugió el bicho animal, y de inmediato se apartó, dejándolas pasar. "-Pueden seguir."
Martina y Miryam cruzaron con cuidado el puente que llevaba a la parte posterior de la catarata. Allí, escucharon un suave canto proveniente de un claro lleno de flores coloridas.
"-Escuchá, Martina. Esa música suena mágica. Vamos a ver qué es" -sugirió Miryam.
Al acercarse, se encontraron con un grupo de pequeñas hadas que danzaban y cantaban alegres. Ellas eran las guardianas del Arcoíris Perdido.
"-¡Hola!" -saludó una de las hadas, con una voz melodiosa. "-Hemos estado esperando a alguien valiente que nos ayude. El Arcoíris se ha debilitado, y necesitamos su luz para recuperarlo."
"-Pero, ¿cómo podemos ayudar?" -preguntó Martina, sintiéndose emocionada y un poco nerviosa.
"-Debemos unir nuestras fuerzas y valores. Cada uno de nosotros representa algo especial: amistad, valentía y amor. Si todas juntas participamos, el Arcoíris recuperará su poder. ¿Estás lista, Martina?" -respondió una de las hadas.
"-Sí! Estoy lista para ayudar. ¿Qué necesitamos hacer?" -Martina estaba decidida.
Miryam dijo: "-Debemos hacer un círculo y cada una compartir un valor. Luego, formaremos una melodía mágica mientras invocamos el poder del Arcoíris."
Así, Martina, Miryam y las hadas se unieron, cada una expresando en voz alta y clara un valor que consideraba fundamental. Mientras lo hacían, el viento comenzó a soplar suave, llenando el aire de colores brillantes.
Después de un rato, un resplandor apareció y, de repente, un hermoso arcoíris se formó en el cielo, iluminando todo el claro.
"-¡Lo logramos!" -gritó Martina, llena de asombro. Todos aplaudieron y celebraron la unión de sus fuerzas.
"-¡Gracias por tu valentía, Martina! Tu espíritu bondadoso nos ha ayudado. Como premio, pueden pedir un deseo" -dijo la hada líder.
Martina, pensativa, dijo: "-Deseo que siempre haya amor y amistad entre los corazones de la gente."
Las hadas sonrieron y al instante el arcoíris brilló aún más fuerte, esparciendo su luz brillante sobre todo el pueblo.
Con una promesa de más aventuras por venir, Martina y Miryam regresaron a casa, sabiendo que cada día traería nuevas oportunidades y lecciones mágicas.
FIN.