Las Aventuras de la Remera de 7
En la Escuela Primaria Juan Manuel de Rosas, dos grados de primaria, el 5° A y el 5° B, estaban en plena clase de Educación Física. El sol brillaba en el patio y los chicos se movían con energía. Sin embargo, en medio de la alegría, se desató un pequeño conflicto.
Todo comenzó cuando Valentín, un niño de 5° A, llegó a la escuela luciendo una remera de 7° grado que le había prestado su primo. Era una prenda azul brillante con el nombre de la escuela y el número 7 en la espalda. La remera era genial, y Valentín estaba muy emocionado por llevarla.
"¡Mirá, chicos!", gritó Valentín, mientras hacía una voltereta. "¡Tengo la remera del séptimo grado!"
Los chicos de 5° B, que estaban jugando cerca, oyeron el alboroto.
"¡Eh, no es justo!", dijo Sofía, una de las integrantes de 5° B. "Esa remera es de los grandes! ¿Por qué Valentín puede usarla?"
"Sí, es solo una remera", comentó Lucas, un amigo de Valentín. "Además, no es para tanto!"
Pero el comentario de Sofía caló hondo en algunos compañeros que comenzaron a murmurar.
"No debería llevarla si no está en 7° grado", dijo Julián, otro chico de 5° B. "Es como si se creyera de un nivel más alto".
Valentín se sintió mal. Todo lo que quería era compartir su alegría por la remera de su primo, pero ahora sus compañeros empezaban a mirarlo de manera extraña. Desilusionado, decidió dejar de mostrarla.
Los días pasaron y el malentendido se hizo más grande: se empezaron a crear grupos y partidas en el recreo donde se excluía a Valentín.
Una tarde, mientras todos jugaban a las escondidas, Sofía se quedó a un lado, viendo cómo sus amigos jugaban sin Valentín.
"¿Por qué no nos unimos y lo invitamos a jugar?", sugirió Sofía.
"Pero tiene una remera de 7° grado", le contestó Julián. "No puede jugar con nosotros".
Esta situación le hizo reflexionar. Sofía decidió que era hora de hablar con Valentín. Así que, un día, se acercó a él durante el recreo.
"Hola, Valentín. ¿Te gustaría jugar con nosotros?"
Valentín miró a Sofía con sorpresa.
"¿De verdad? Pero tengo una remera de 7° grado..."
"Sí, y eso no importa. ¡No somos los dueños de las prendas de vestir! Todos somos compañeros y también amigos", contestó Sofía.«
Valentín sonrió tímidamente, sorprendido de que alguien quisiera incluirlo.
"¡Dale! Me encantaría", respondió emocionado.
A partir de ahí, todo cambió. Sofía y Valentín se convirtieron en aliados, y juntos invitaron a otros del 5° B a unirse al juego. Comenzaron a jugar todos juntos, y pronto se olvidaron por completo de la remera. Fue increíble ver cómo, poco a poco, la diversión borró las diferencias.
Finalmente, los dos grados se unieron para organizar un torneo de juegos al aire libre, donde la creatividad y la buena onda eran el único requerimiento para participar. Estuvieron todos mezclados en equipos: Valentín y Sofía, Julián y Lucas, todos se divertían sin importar las remeras que llevaban puestas.
Al final del día, mirándose entre risas, Valentín se dio cuenta de que no importaba si llevaba la remera de 7° o no. Lo que importaba era la amistad y el compañerismo.
"Gracias por invitarme a jugar, Sofía!", dijo Valentín.
"¡Siempre! No dejes que una prenda te haga sentir menos. Todos tenemos algo único para aportar", contestó Sofía, con una sonrisa.
Desde ese día, los chicos aprendieron que lo que realmente importa son los momentos compartidos y el valor de la inclusión. Y así, la remera de 7° se convirtió en un símbolo de unión más que de separación.
FIN.