Las Aventuras de las Cinco Creativas
Había una vez, en un pequeño pueblo argentino, cinco amigas inseparables: Lia, Yesi, Gise, Karen y Anabel. Cada una de ellas tenía talentos especiales que las hacían únicas. Lia era una gran dibujante y siempre llevaba consigo una libreta para plasmar las ideas que iban surgiendo. Yesi tenía el don de contar historias maravillosas, llenas de fantasía y aventuras. Gise era una genia en la cocina, siempre traía algo rico para compartir. Karen tenía una voz melodiosa y encantaba a todos con sus canciones, y Anabel era una inventora nata; podía transformar cualquier objeto en algo útil o divertido.
Un día, mientras estaban en el parque, Lia sugirió:
"¿Por qué no hacemos algo especial para alegrar a nuestro pueblo?"
"¡Sí!" gritó Yesi, "podemos escribir una historia que todos disfruten."
"Voy a hacer una merienda deliciosa para compartir después de la historia," propuso Gise.
"Y yo puedo cantar una canción que hable sobre nuestra aventura," adicionó Karen.
"Yo voy a inventar un juego que todos puedan disfrutar mientras escuchan la historia," concluyó Anabel.
Las cinco amigas se pusieron a trabajar. Lia comenzó a dibujar a los personajes que aparecerían en la historia y Yesi elaboró un cuento sobre un dragón amistoso que quería ser amigo de todos los habitantes del bosque. Mientras tanto, Gise preparó unas riquísimas tortas y galletas, mientras Karen elegía una melodía alegre que acompañaría su canción.
Anabel, llena de ideas, reunió algunos materiales reciclados y comenzó a crear un juego. Hizo tarjetas con preguntas sobre la historia que estaban por contar.
Cuando todo estuvo listo, decidieron invitar a los niños del barrio a participar. Al llegar el día, todo el pueblo estaba emocionado.
"¡Bienvenidos a nuestra aventura!" dijo Yesi, sonriendo hacia los niños que se habían reunido.
"Comencemos con la historia," propuso Lia mostrando sus dibujos.
Con la voz suave de Yesi y las ilustraciones de Lia, los niños estaban cautivados.
"¡Y ahora!" anunció Anabel, "vamos a jugar."
Los niños se divirtieron jugando mientras recordaban la historia y respondían las preguntas que Anabel había creado. Al finalizar, Karen se levantó y empezó a cantar su hermosa canción sobre el dragón.
"Esa fue la mejor tarde de mi vida,” exclamó uno de los niños.
"¡Sí! Podemos hacer esto cada semana!" propuso otro.
Las cinco amigas no podían estar más emocionadas.
"Deberíamos hacer del ‘Día Creativo’ una tradición,” sugirió Gise mientras compartía un pedazo de torta.
"¡Sí! Pero también podríamos incluir más actividades: pintura, bailes y otras historias. ¡Podemos invitar a otros a que compartan sus talentos!" agregó Anabel.
Durante las siguientes semanas, el Parque de la Amistad se llenó de risas, música y creatividad cada sábado. La idea de las cinco amigas inspiró a otros a unirse y compartir sus habilidades. Así, el pueblo se llenó de alegría, y las niñas se convirtieron en las embajadoras de la creatividad y el trabajo en equipo.
Un día, mientras reflexionaban sobre todo lo que habían logrado, Yesi dijo:
"Nunca pensé que una simple idea podría unir a tantos."
"Eso es lo bueno de ser creativas y amorosas, podemos inspirar a otros,” comentó Lia.
- “¡Y lo mejor es que lo estamos haciendo juntas! ” agregó Karen.
Y así, Lia, Yesi, Gise, Karen y Anabel aprendieron el valor de trabajar en equipo, la importancia de compartir y lo mucho que podían lograr cuando unían sus talentos. Con cada encuentro, el espíritu de amistad se hacía más fuerte, y el pueblo nunca volvería a ser el mismo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.