Las Aventuras de las Gallinas Valientes
En un pequeño pueblo llamado Gallinópolis, vivían varias gallinas y pollos que eran muy amigos. Un día, el gallo presidente, Don Plumas, convocó a una reunión en el gallinero.
"¡Queridos amigos! —dijo Don Plumas—. Hay un problema en nuestro pueblo. Algunos ladrones han estado robando nuestros granos. Necesitamos unirnos para proteger lo que es nuestro."
Las gallinas, asustadas, comenzaron a murmurar.
"¿Y si nos hacen daño?" - dijo Clara, una gallina muy miedosa.
"¡No se preocupen! —respondió Don Plumas—. Juntos somos fuertes. ¿Quiénes se ofrecerán para ayudarnos?"
Las gallinas comenzaron a levantarse. Entre ellas, estaban Lila, la gallina aventurera, y Coco, el pollo curioso.
"¡Yo quiero ayudar!" - exclamó Lila, batiendo sus alas con entusiasmo.
"Y yo también. ¡Vamos a atrapar a esos ladrones!" - dijo Coco, lleno de emoción.
Don Plumas sonrió al ver la valentía de sus amigos.
"Perfecto. Vamos a organizarnos. Necesitamos un plan."
Las gallinas y pollos se pusieron a trabajar, creando un mapa de su pueblo y marcando los lugares donde habían sido robados los granos. Lila tuvo una idea brillante.
"¿Y si hacemos una trampa?" - propuso al grupo.
"¿Cómo?" - preguntó Clara, intrigada.
"Podemos poner un montón de granos en un lugar, pero también estaremos escondidos cerca, listos para asustarlos y atraparlos cuando vengan a robar!" - explicó Lila.
La idea fue aclamada por todos y comenzaron a preparar la trampa. Sin embargo, los ladrones eran astutos y se enteraron del plan de las gallinas.
Una noche, mientras las gallinas y pollos se escondían, los ladrones llegaron al gallinero. Eran dos zorros, Rufus y Max, que siempre habían querido hacerse con los granos de Gallinópolis.
"Mira, Rufus, ahí están los granos. ¡Qué fácil será!" - dijo Max, mirando la trampa.
"Cuidado, Max. No creas que será tan sencillo."
De repente, las gallinas salieron de sus escondites.
"¡Alto ahí, ladrones!" - gritó Lila.
Los zorros se asustaron y empezaron a correr, pero no contaban con que Coco se había subido a un árbol y les estaba lanzando semillas.
"¡Tomen esto!" - dijo Coco mientras lanzaba.
Los ladrones se detuvieron, atrapados entre las gallinas y el árbol. Don Plumas se les acercó con una mirada decidida.
"Ustedes han estado robando nuestros granos. ¿Por qué no pueden pedir ayuda como cualquier otro?"
Los zorros se miraron, avergonzados.
"Lo sentimos, es que no tenemos suficiente comida y no sabemos pedir ayuda."
Lila se apiadó de ellos.
"Podemos ayudarles a conseguir comida en vez de seguir robando. Todos podemos vivir juntos si nos ayudamos entre todos."
Los zorros, sorprendidos por la amabilidad de las gallinas, aceptaron la propuesta.
"¡Sí, nos encantaría!" - dijeron los dos en coro.
Desde ese día, en Gallinópolis, las gallinas, los pollos y los zorros trabajaron juntos. Compartieron granos, jugaron y hasta hicieron un mercado, donde todos podían obtener la comida que necesitaban. Don Plumas estaba orgulloso de cómo su comunidad se había unido.
Al final, las gallinas aprendieron que, a veces, la valentía no solo se trata de enfrentar a los que parecen ser enemigos, sino de extender una mano amiga a quienes necesitan ayuda.
Y así, Gallinópolis se convirtió en un lugar donde siempre había suficiente para todos, y las aventuras de nuestros amigos solo acababan de empezar.
FIN.