Las Aventuras de las Tres Hermanitas



Era una mañana soleada en un pequeño barrio donde vivían tres hermanas: Lupita, de 8 años, Rouss, de 5, y la pequeña Carito, de apenas 1 año. Su mamá, una mujer trabajadora y valiente, salió temprano a buscar trabajo, dejando a las tres hermanitas al cuidado la una de la otra.

Lupita, la mayor, siempre había sido muy responsable. "No te preocupes, Rouss, yo cuidaré de Carito mientras mamá no está", -dijo con una sonrisa mientras peinaba su cabello.

Rouss, emocionada, respondió: "¡Genial! Juguemos a ser grandes aventureras, ¡podemos explorar el jardín!"

"Sí, ¡pero primero tenemos que cuidar de Carito!", -acotó Lupita, mirando a su hermanita menor que jugaba con su juguete favorito.

Decidieron salir al jardín. Había una hermosa flor que siempre había atraído su atención, pero estaba más allá de la cerca. "¿Vamos a buscarla?", -preguntó Rouss.

"Sí, pero debemos tener cuidado. No podemos alejarnos demasiado", -respondió Lupita.

Las hermanas salieron, y Rouss llevó a Carito en sus brazos. Cuando llegaron a la flor, ¡oh sorpresa! Al lado había un pequeño gato que parecía atrapado.

"¡Mira, un gato!", -gritó Rouss emocionada.

"¡Pobrecito! Hay que ayudarlo!", -dijo Lupita con gran determinación.

Lupita, con mucha valentía, intentó acariciar al gato, pero este maullaba y trataba de escapar.

"Rouss, debemos hacer algo para calmarlo", -sugirió.

"¡Ya sé!", -respondió Rouss. "Podemos hacer una casa con cajas para que se sienta seguro".

Así lo hicieron. Con cajas de cartón, crearon un refugio para el gatito. Mientras tanto, Carito, en su sillita, observaba con curiosidad.

"¡Miau!", -hizo el gato, sintiéndose más cómodo.

"¡Funciona!", -exclamó Lupita. "Ahora podemos darle un poco de comida".

Juntas, le dieron un poco de leche y comida al animalito, que pronto comenzó a comer contento.

"¿Y si decidimos quedarnos con él?", -propuso Rouss.

"Mmmm, pero mamá no va a estar de acuerdo. Hay que preguntarle cuando vuelva", -respondió Lupita.

Mientras ellas hablaban, el gato empezó a jugar entre las flores, haciendo que Carito ría a carcajadas. En ese instante, sintieron que deberían darle un nombre.

"¡Lo llamaremos Nube!", -dijo Rouss, riendo.

"¡Sí, porque es blanquito!", -acordó Lupita.

Pasaron la tarde haciendo manualidades para Nube con hojas y ramitas, creando un pequeño lugar donde él pudiera jugar. Sin embargo, cuando se estaba oscureciendo, las hermanas se dieron cuenta de que su mamá aún no había vuelto.

"¿Y si alguien se da cuenta que estamos solas?", -preguntó Rouss nerviosa.

"No te preocupes. Si escuchamos a alguien, nos escondemos", -le aseguró Lupita con confianza. Pero, de repente, escucharon una voz familiar: "¡Hermanitas!"

Era su mamá, que al fin había regresado.

"Chicas, ¿dónde están ustedes?", -preguntó con cierto tono de preocupación.

"Mamá, ¡estamos aquí afuera!", -gritó Rouss mientras movía la mano.

La mamá salió al jardín y se sorprendió al ver a Nube.

"¿Y este gatito?", -preguntó con una expresión de sorpresa.

"Lo encontramos y lo cuidamos!", -explicó Lupita, muy orgullosa.

"Es un hermoso gesto, pero debemos considerar que un animal necesita atención, y no siempre es fácil", -respondió su mamá.

Las niñas se miraron entre sí, y Rouss dijo: "¡Prometemos cuidarlo juntas!"

"¡Sí!", -agregó Lupita.

Al ver la determinación de sus hijas, su mamá decidió que podrían quedárselo si prometían ayudarse mutuamente y aprender a cuidar de él. Desde aquel día, las tres hermanitas se comprometieron a cuidar de Nube y a aprender más sobre cómo ser responsables.

Así, las tres superhéroes de su hogar, no solo aprendieron a cuidar de su nuevo amigo, sino que también comprendieron que trabajar en equipo y quererse entre ellas es lo más importante. Y así, cada día se llenó de nuevas aventuras, risas y la promesa de que, juntas, siempre podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!