Las Aventuras de las Tres Niñas en Japón
Había una vez tres niñas muy curiosas y aventureras que vivían en un pequeño pueblo: Sofía, Valentina y Lucía. Desde que tenían uso de razón, soñaban con conocer Japón. "¡Me encantaría ver los cerezos en flor!" - exclamó Sofía un día mientras dibujaba un árbol lleno de flores rosadas. "Yo quiero aprender a hacer sushi con una verdadera maestra japonesa!" - agregó Valentina con una sonrisa. "Y yo quiero ver los templos y conocer a los samuráis!" - dijo Lucía emocionada.
Un día, mientras jugaban en el parque, encontraron un mapa misterioso que parecía llevar a Japón. "¡Miren esto!" - gritó Valentina, señalando el mapa. "Podemos seguir este camino y tal vez, solo tal vez, encontremos un portal mágico que nos lleve allí!" - Sofía soñó en voz alta. Las tres se miraron con complicidad y acordaron que estaban listas para la aventura.
Comenzaron a buscar pistas, preguntando a las personas mayores del pueblo. "Disculpen, abuelita, ¿sabe usted cómo ir a Japón?" - preguntó Lucía a una anciana que paseaba su perro. "En mi juventud, viajé una vez. Solo necesitas desearlo de corazón y seguir el camino del respeto y la amistad" - les respondió la abuela.
Inspiradas por sus palabras, las niñas decidieron organizar una jornada de limpieza en su comunidad. "Si conseguimos más amigos, tal vez el deseo se haga más fuerte," - sugirió Valentina. Así, el sábado se juntaron varios chicos del vecindario con escobas y bolsas de humo. Limpiaron parques, calles y hasta el río. Al final del día, se sentaron en un círculo, cansadas pero felices. "¡Esto es un gran paso para nuestra aventura!" - dijo Sofía.
Mientras hacían una merienda, Lucía observó el mapa. "Esperen un momento, ¿ven esta marca en el mapa?" - les preguntó. "Sí, ¿qué pasa?" - respondieron curiosas. "Creo que es un punto de encuentro, un lugar al que tenemos que ir mañana."
Emocionadas por el misterio, al día siguiente, mochila en mano, siguieron las indicaciones. Caminando por un bosque, encontraron una piedra que parecía brillar. "Esto tiene que serlo!" - exclamó Valentina. Cuando se acercaron, una suave luz las envolvió y, de repente, aparecieron frente a un enorme portal.
"¿Estamos en Japón?" - preguntó Lucía, asombrada. Al cruzar, se encontraron en un jardín de cerezos en plena floración. Las flores eran tan hermosas y fragantes que las tres se sintieron como en un cuento de hadas. "¡Miren los pétalos caer!" - dijo Sofía, extasiada. Pero, de repente, un pequeño zorro apareció entre los árboles. "¡Hola! Soy Kiro, el guardián de este bosque. ¿Por qué están aquí?" - preguntó el zorro curioso.
Las niñas le explicaron su deseo de conocer Japón y su aventura limpiando en su pueblo. Kiro sonrió, "¡Eso es maravilloso! Pero para que su viaje continúe, deberán ayudarme. Un grupo de jóvenes árboles se ha perdido en el bosque y necesitan encontrar su camino para florecer."
Valentina, Sofía y Lucía supieron que este era su momento para brillar. "¡Nos encantaría ayudar!" - dijeron al unísono.
Así, guiadas por Kiro, comenzaron su búsqueda. Se enfrentaron a diferentes pruebas: cruzar un pequeño río, escuchar el canto de los pájaros para seguir sus direcciones y ayudar a otros animales a encontrar alimento. Cada prueba fue un aprendizaje sobre trabajo en equipo, perseverancia y, sobre todo, respeto por la naturaleza.
Finalmente, encontraron a los jóvenes árboles. "Gracias, ustedes están llenas de determinación y bondad. Ayudaron a recuperarnos" - comentaron los árboles con voces suaves. Con un toque de esperanza, se enraizaron firmemente en el suelo, listos para crecer.
Agradecidas, las niñas aprovecharon el momento; "No solo queremos aprender sobre su cultura, sino también a cuidar nuestro mundo como ustedes lo hacen aquí." Kiro sonrió y, en agradecimiento, las tres niñas fueron llevadas a un festival donde aprendieron a hacer sushi, a bailar danzas tradicionales y a hacer origami.
Cuando llegó el momento de volver a casa, juntas se prometieron que seguirán haciendo el bien, ayudando en su comunidad y cuidando del planeta. "El viaje a Japón fue increíble, pero el verdadero viaje empieza cuando volvamos a casa" - dijo Lucía.
Y así, el regreso fue solo el comienzo de nuevas aventuras, donde la amistad siempre guiaría su camino. Y desde entonces, siempre que veían un cerezo en flor, recordaban a su amigo Kiro y todo lo que habían aprendido en su mágica aventura en Japón.
FIN.