Las Aventuras de las Vocales en el País de las Palabras
En un colorido y alegre lugar llamado el País de las Palabras, vivían cinco amigas inseparables: A, E, I, O y U. Eran las vocales, y cada una tenía su personalidad única que les hacía especiales en este mágico mundo.
Un día, las vocales decidieron organizar una competencia para ver quién podía formar la palabra más larga y divertida.
"Yo prometo ayudar a cada una de ustedes", dijo A, con una gran sonrisa.
"Y yo traeré muchas palabras del fondo del océano", agregó E, emocionada.
"Yo buscaré palabras en el bosque de los sustantivos", añadió I, llena de energía.
"Y yo volaré por el cielo a buscar palabras que brillen como estrellas", exclamó O, agitando sus brazos.
"Yo me encargaré de unir todas las palabras que encontremos", concluyó U, contenta de ser la conexión entre todas.
Así que, cada una comenzó su aventura para recolectar palabras. A se fue al mercado de las letras, donde conoció a un vendedor que le contó sobre la profunda palabra “aeronauta”.
"¡Qué emocionante!", exclamó A, y rápidamente la anotó en su cuaderno.
E se sumergió en el océano y descubrió palabras como “elefante” y “estrella”.
"¡Miren lo que encontré!", gritó al salir del agua.
I, en el bosque, se topó con unos pájaros que le enseñaron palabras como “iglo” y “infinito”.
"¡Esto es una maravilla!", dijo I, llenando su mochila de palabras.
O ascendió por las nubes y recogió palabras brillantes como “océano” y “orquídea”.
"¡Estas palabras son mágicas!", dijo O, mientras neteaba las letras con sus manos.
Finalmente, U se encargó de unir todo lo que habían encontrado. Regresó al gran árbol del centro del país, donde se reunirían todas las vocales.
“Ninguna de las palabras tiene sentido sin vosotras”, dijo U mientras unía las palabras en una larga cadena.
"¡Vamos a hacer una gran fiesta para mostrar nuestras palabras!", sugirió U, llena de alegría.
El día de la fiesta, todas las letras y las palabras que habían encontrado se unieron para cantar y bailar. Había palabras que jamás habían sido escuchadas, y el aire vibraba con emoción.
De repente, una nube oscura cubrió el cielo, y las palabras empezaron a perder su brillo. Las vocales se miraron preocupadas.
"¿Qué está pasando?", preguntó E.
"Creo que algunas consonantes se sienten celosas de nosotras", opinó I.
Así que, decidieron ir a la nube oscura. Allí, se encontraron con un grupo de consonantes que también querían ser parte de la fiesta, pero sentían que las vocales eran las únicas estrellas.
"No queríamos hacerles sombra, pero nos gustaría ser parte de la diversión también", dijo una C angustiada.
Las vocales, al ver lo que pasaba, se acercaron con una sonrisa y dijeron.
"¡Claro! ¡La diversión es mejor cuando todos están incluidos!".
Y así, empezaron a mezclar consonantes y vocales, creando palabras aún más largas y divertidas. La nube oscura se disipó, y el sol brilló más que nunca.
"¡Esto es increíble!", exclamo O, mientras todos bailaban juntos.
"Juntos formamos el lenguaje más bonito del mundo", añadió U, emocionada.
Desde ese día, las vocales y las consonantes aprendieron que la unión hace la fuerza, y crearon un país donde todas las letras, sin importar si eran vocales o consonantes, podían jugar y disfrutar juntas.
Y así, el País de las Palabras se transformó en un lugar lleno de alegría, donde cada letra, ya sea una vocal o una consonante, sabía que todos eran importantes en el maravilloso mundo del lenguaje.
Desde ese día, las vocales continuaron viviendo felices, formando palabras junto a las consonantes, creando oraciones llenas de magia y aventuras. Y así, la historia de las vocales quedó grabada en los corazones de todos los que habitaban el país.
FIN.