Las aventuras de Leidy en el mundo de la auditoría



Leidy era una joven llena de sueños. Desde pequeña había querido ser auditor, contar números y ayudar a las empresas a ser mejores. Pero cuando recibió la noticia de que había conseguido una práctica en una famosa empresa de servicios de auditoría, su emoción se transformó en nerviosismo.

"¿Y si no me aceptan?" - pensó mientras se decía a sí misma que podía no estar a la altura.

"¡Es tan compleja la auditoría!" - se repetía.

El primer día de prácticas, Leidy llegó a la oficina con una sonrisa forzada y un cuaderno lleno de notas. Saludos y sonrisas la recibieron, y aunque el ambiente era amigable, sentía un nudo en el estómago cada vez que alguien la miraba.

Pasaron los días y, aunque le decían que estaba bien, ella no podía evitar pensar: "Seguro que piensan que soy una fraude".

Pero un día, mientras trabajaba en un pequeño proyecto, su supervisora, la Sra. Martínez, se acercó.

"Leidy, ¿pudiste analizar las cuentas del cliente que te asigné?"

"No... no estoy segura si lo hice bien, Sra. Martínez. ¡Todo parece tan complicado!"

La Sra. Martínez sonrió y le dijo:

"La auditoría puede ser compleja, pero tienes una mente brillante. Lo importante es que aprecies el proceso. Todos estamos aquí para aprender, incluso yo. Vamos a revisar juntas lo que hiciste."

Leidy sintió un poco de alivio. Juntas, revisaron los números y la Sra. Martínez le mostró que, aunque cometió algunos errores, también había hallado cosas importantes.

"Ves, Leidy, todos aprendemos de nuestros errores. No tengas miedo de preguntar y compartir tus ideas."

Con el tiempo, cada vez se sentía más cómoda y se dio cuenta de que había aprendido a disfrutar de los desafíos. Un día, el gerente de la empresa, el Sr. González, anunció una reunión.

"¡Hola equipo! Esta semana tenemos una auditoría muy importante y quiero que Leidy presente los primeros hallazgos a los clientes."

Leidy se quedó paralizada.

"¿Yo? ¡Pero no estoy lista!"

"Confío en vos, Leidy. Tu enfoque ha sido excelente, y sé que harás un gran trabajo" - le dijo el Sr. González con una sonrisa.

Leidy sintió mariposas en su estómago, pero también una chispa de determinación. Pasó la noche revisando todo lo que había aprendido y preparándose para la presentación.

El gran día llegó y, aunque el nerviosismo la invadía, respiró hondo y se dijo a sí misma: "Puedo hacerlo. He trabajado duro para estar aquí". Al entrar a la sala de conferencias, vio a los clientes esperando.

"Hola a todos, soy Leidy y estoy emocionada de presentar nuestros hallazgos" - comenzó.

A medida que explicaba, vio que los rostros de los clientes se iluminaban. Cuando terminó, recibió un fuerte aplauso.

"¡Fantástico trabajo, Leidy!" - exclamó el Sr. González.

"Deberías sentirte orgullosa. Lo hiciste increíble" - agregó la Sra. Martínez.

Leidy había superado sus temores, y con cada cumplido, su inseguridad se desvanecía. Aprendió que, aunque el camino de la auditoría había sido difícil, las virtudes y el apoyo de su equipo la habían ayudado a seguir adelante.

Así, Leidy comprendió que ser una auténtica auditor no solo incluía contar números, sino también creer en sí misma y en el trabajo en equipo. Al final del año, no solo se convirtió en una gran auditor, sino también en la inspiración de otros jóvenes que, como ella, temían comenzar.

La historia de Leidy se escuchó en toda la oficina, y se convirtió en un ejemplo de valentía y perseverancia. Así fue como, de una joven llena de inseguridades, se convirtió en una verdadera profesional. Y todo gracias al apoyo de su equipo y a su decisión de no rendirse.

FIN.

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