Las Aventuras de Lila y sus Amigos en el Bosque Mágico



Había una vez una pequeña ardillita llamada Lila que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de colores. Un día, mientras exploraba, se encontró con su amigo el conejo Paco.

"¡Hola, Paco!" - dijo Lila, moviendo su colita.

"¡Hola, Lila! Estaba buscando algo para hacer. ¿Qué tal si jugamos a contar las castañas en el camino?" - propuso Paco.

A Lila le encantó la idea, así que juntos comenzaron a buscar castañas. Mientras contaban, se encontraban con otros amigos.

"¡Miren! Ahí vienen las tortugas Tito y Tula!" - exclamó Lila.

Las tortugas eran lentas, pero estaban muy contentas al ver a sus amigos.

"¿Qué están haciendo?" - preguntó Tito.

"Estamos contando castañas para jugar, ¡vení!" - respondió Paco.

"¡Qué divertido!" - dijo Tula.

Los cuatro amigos se pusieron a contar castañas juntos. Uno, dos, tres… ¡Hasta diez! Fue muy divertido, pero cuando llegaron a diez, Lila propuso un nuevo juego.

"¿Y si contamos los colores de las flores del bosque?" - sugirió Lila.

"¡Sí!" - gritaron todos emocionados.

Así que comenzaron a buscar flores de diferentes colores.

"Yo veo una flor roja, ¡y otra amarilla!" - dijo Tula.

"Yo veo flores azules y rosas!" - dijo Paco feliz.

"¡Y también hay flores blancas!" - exclamó Lila.

Al contar los colores, se dieron cuenta de que podian contar cuántas flores había de cada color. Comenzaron a sumarlas y se divirtieron cada vez más.

Pero de repente, escucharon un extraño ruido. Era un pájaro que estaba picoteando en una castaña.

"¡Mirad!" - dijo Lila.

"Ese pájaro no sabe contar, porque se está comiendo todas nuestras castañas!" - se quejó Paco.

Lila pensó en una solución.

"¡Vamos a compartir las castañas con el pájaro! Podemos contar cuántas castañas le damos, así puede tener su almuerzo."

"¡Esa es una gran idea!" - dijo Tula, emocionada.

- “Sí, porque compartir es importante” - agregó Tito.

Así que los amigos comenzaron a contar las castañas que le darían al pájaro, se dividieron en grupos y juntos le trajeron castañas.

"Aquí tienes, amigo pájaro, esto es para ti!" - dijo Lila.

"¡Gracias! No sabía cómo contar castañas!" - respondió el pájaro, muy contento.

Después de alimentar al pájaro, todos se sintieron muy felices.

"¡Contar nos ha traído mucha diversión!" - dijo Paco.

"Y compartir es aún mejor!" - agregó Lila.

Desde ese día, Lila, Paco, Tito y Tula no solo contaron cosas, sino que también aprendieron lo importante que es compartir y ayudar a otros en el bosque mágico.

Y así, siguieron jugando, contando, y disfrutando de la compañía de sus amigos, llenando el bosque con risas y alegría.

FIN.

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