Las Aventuras de Lira, Dariana y Diego
Era un día soleado en la escuela primaria "El Arco Iris", y Lira, Dariana y Diego se encontraban en el patio compartiendo un almuerzo. Lira, con su cabello rizado y su sonrisa brillante, siempre estaba llena de energía. Dariana, más tranquila y observadora, disfrutaba de leer su libro de cuentos, y Diego, el más curioso de los tres, siempre tenía una pregunta lista.
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- ¡Che, chicos! ¿Sabían que hoy tenemos una competencia de proyectos científicos? – dijo Diego con emoción.
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- Sí, lo escuché. Pero no tengo ni idea de qué hacer – respondió Lira, mordiendo su sándwich.
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- Yo tampoco. Solo he estado leyendo y no he pensado en algo original – añadió Dariana, rascándose la cabeza.
Los tres se quedaron en silencio, reflexionando sobre el desafío.
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- ¡Y si hacemos algo juntos! – propuso Diego.
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- ¿Pero qué podríamos hacer? – preguntó Lira, pensando en todas las opciones.
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- ¿Y si hacemos un volcán que erupcione de verdad? He leído que es fácil con bicarbonato de sodio y vinagre – dijo Diego con la mirada brillante.
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- ¡Eso suena genial! – exclamó Lira.
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- Pero, ¿cómo lo presentamos? – cuestionó Dariana, abriendo su libro de notas.
Los tres se pusieron a pensar y comenzaron a idear un plan. Se establecieron como equipo y se repartieron las tareas: Lira se encargaría del volcán, Diego prepararía la erupción, y Dariana escribiría una historia sobre el volcán.
Tras las clases, los chicos se reunieron en casa de Lira para trabajar en su proyecto. Lira trajo cartón y pintura, mientras que Diego llevó el bicarbonato y el vinagre. Dariana, inspirada, había escrito la historia de "La Isla del Volcán Mágico".
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- ¡Esto está quedando increíble! – gritó Lira mientras pintaba la base del volcán.
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- Y siempre que venga la erupción, será un gran espectáculo – bromeó Diego con una sonrisa.
Los días pasaron volando mientras se preparaban para la competencia, pero a medida que se acercaba el día, empezaron a sentirse nerviosos.
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- ¿Y si no les gusta nuestro proyecto? – preguntó Dariana, mirando la historia que había escrito.
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- No hay que preocuparnos, lo importante es que trabajamos juntos y nos divertimos – dijo Lira tratando de animarlas.
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- Tenés razón, Lira. Cada proyecto es una oportunidad para aprender algo nuevo – agregó Diego.
Finalmente llegó el día de la competencia. Los pasillos de la escuela estaban decorados y los estudiantes mostraban sus proyectos con entusiasmo. Lira, Dariana y Diego se sintieron un poco abrumados mientras veían a otros compañeros con presentaciones elaboradas y tecnología avanzada.
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- ¿Estamos a la altura? – murmuró Dariana.
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- Claro que sí. Nuestro volcán es único y lleno de historia – afirmó Lira.
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- ¡Sí! , y además somos un gran equipo – agregó Diego.
Cuando llegó el momento de presentar, las chicas fueron las primeras en subir al escenario. Lira pintó una imagen brillante, Diego hizo una demostración con la erupción del volcán, y Dariana narró su historia cautivando a todos.
La erupción fue un éxito; el volcán escupió bicarbonato y vinagre con una explosión de colores. Los chicos recibieron aplausos y sonrisas.
Al final del evento, aunque no ganaron el primer lugar, se llevaron un reconocimiento especial por su trabajo en equipo.
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- ¡Mirá! ¡Nos dieron una mención! – exclamó Diego emocionado.
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- Esto es increíble. Ni siquiera lo esperaba – respondió Lira, feliz.
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- Ni yo. Pero más que ganar, aprendimos lo que es trabajar juntos y apoyarnos – dijo Dariana, sonriendo.
Esa tarde, los amigos volvieron a casa conversando sobre lo que habían aprendido y cómo podrían hacerlo aún mejor para la próxima vez. Se dieron cuenta de que no solo se trataba del resultado, sino de la diversión y la educación que había en el camino.
Y así, con corazones satisfechos y sonrisas brillantes, Lira, Dariana y Diego continuaron sus aventuras en la vida estudiantil, listos para enfrentar nuevos desafíos juntos.
FIN.