Las Aventuras de los Astronautas Alienígenas
En un planeta lejano llamado Estrellia, habitaban ocho amigos alienígenas: Liam, Stiven, Porfirio, Benja, Thiago Paucara, Thiago Pardo, Tizi Castello y Mateo. Todos ellos soñaban con explorar el universo y descubrir nuevos mundos.
Un día, mientras estaban en su nave espacial, Liam, el líder del grupo, dijo emocionado:
"¡Chicos! ¡Hoy es el día! ¡Vamos a explorar el planeta Zagaloka!"
"¡Sí! ¡Zagaloka!" gritaron todos al unísono.
El grupo se preparó rápidamente, equipándose con sus trajes espaciales y empacando snacks intergalácticos. Una vez que llegaron a Zagaloka, se encontraron con un paisaje sorprendente lleno de criaturas extrañas y árboles de colores brillantes.
"Miren esos árboles, parecen de caramelo" dijo Porfirio, con su característico entusiasmo.
Pero no todo era dulce en Zagaloka. Al explorar más, los amigos se toparon con un problema: un gran río de lava bloqueaba su camino hacia la montaña de cristal, un lugar que deseaban visitar por sus leyendas sobre las estrellas.
"¿Cómo vamos a cruzar esto?" preguntó Tizi, preocupada.
"No podemos rendirnos, siempre hay una solución" dijo Thiago Paucara, pensativo.
Todos se sentaron a discutir sus opciones. Benja propuso:
"Podríamos construir una balsa con las ramas de esos árboles".
Thiago Pardo sonrió.
"¡Esa es una gran idea!"
Así que los amigos recogieron las ramas y se pusieron a trabajar juntos. Mientras construían, comenzaron a compartir historias sobre sus aventuras pasadas.
"Recuerdo cuando encontramos el planeta de los dulces", comentó Mateo.
"¡Y yo me perdí en un laberinto de estrellas!" rió Stiven.
Con trabajo en equipo, lograron construir una balsa segura. Cuando la terminaron, Liam tomó la delantera y dijo:
"¡Al agua, amigos!"
Mientras cruzaban el río, de repente, una oleada de lava se desvió hacia ellos.
"¡Rápido! ¡Reparen la balsa!" gritó Tizi.
Todos comenzaron a nerviosear, pero Mateo mantuvo la calma.
"Recuerden lo que hemos aprendido: ¡No hay desafío que no podamos enfrentar si trabajamos juntos!"
Con esa motivación, lograron estabilizar la balsa y cruzar el río. Una vez en la otra orilla, se sintieron victoriosos y decidieron seguir su camino a la montaña de cristal.
Finalmente, llegaron a la cima y quedaron maravillados con la vista. Las estrellas brillaban con una luz deslumbrante.
"¡Lo logramos!" exclamó Porfirio, lleno de alegría.
"Esto es aún mejor de lo que imaginamos" dijo Liam.
"Miren, ¡hay un arcoíris de estrellas!" señaló Benja, asombrado.
Los amigos se sentaron, disfrutando de la vista y reflexionando sobre lo que habían aprendido: una aventura no es solo llegar a un destino, sino disfrutar del camino y la importancia del trabajo en equipo.
"¿Quieren explorar otro planeta?" preguntó Thiago Pardo, sonriendo.
"¡Claro! ¡Siempre hay más por descubrir!" respondieron todos juntos.
Y así, desde Zagaloka, nuestros amigos continuaron su aventura por el universo, enfrentándose a nuevos desafíos y haciendo grandes descubrimientos, siempre recordando que juntos, pueden lograr lo que se propongan.
FIN.