Las Aventuras de los Señales Viales
Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, y un grupo de niños que iba a la escuela decidió explorar su vecindario después de clases. Tomás, Lucia, Diego y Sofía estaban muy emocionados por sus nuevas aventuras.
"¡Vamos a ver quién puede identificar más señales viales!" - dijo Tomás con entusiasmo.
"Yo me sé todas las que hay cerca de nuestra escuela!" - respondió Lucía, muy segura de sí misma.
Los cuatro amigos comenzaron su recorrido y no tardaron en encontrar su primera señal: una senda peatonal pintada de blanco y negro.
"¡Miren! Aquí hay una senda peatonal. ¡Es por donde debemos cruzar la calle!" - exclamó Diego.
"Es verdad, ¡y hay que hacerlo siempre cuando el semáforo esté en verde!" - agregó Sofía, recordando lo que les habían enseñado en clase.
Los niños continuaron su camino, y se encontraron con un semáforo en una esquina.
"¿Saben qué significa cuando la luz está en roja?" - preguntó Tomás.
"¡Que debemos detenernos!" - respondió Lucía.
"Y cuando está en verde, podemos cruzar!" - agregó Sofía.
Mientras esperaban que la luz del semáforo cambiara, Lucía notó un ruido distante.
"¿Qué será ese sonido?" - preguntó confundida.
"¡Es el tren!" - dijo Diego emocionado.
Los niños se apresuraron a la próxima señal, una que indicaba la presencia de un ferrocarril.
"¡Miren esa señal! Aquí nos advierte que hay que tener cuidado con los trenes que pasan!" - exclamó Sofía, en tono de alerta.
De repente, el semáforo cambió a verde, y los niños cruzaron la calle siguiendo atentamente todas las señales. Un poco más adelante, llegaron a una curva en la carretera.
"¡Cuidado con la curva! Puede ser peligrosa si un auto viene rápido!" - advirtió Lucía, recordando lo que sus padres le habían dicho.
Justo en ese momento, una bicicleta pasó velozmente sobre la senda peatonal, y los amigos se detuvieron.
"¡Vimos a alguien que no respetó la senda!" - dijo Diego con preocupación.
"Es importante que todos seamos responsables y respetemos las reglas del tránsito" - comentó Tomás, tomando protagonismo.
"Sí, debemos contárselo a nuestra maestra para que hable sobre seguridad vial en clase!" - insistió Sofía.
Cuando llegaron a la plaza, decidieron sentarse en un banco a descansar.
"Hoy aprendimos un montón. Las señales no son solo dibujos, sino que nos ayudan a cuidarnos y a cuidar a los demás!" - reflexionó Lucía.
Pero entonces, escucharon un grito. Una niña estaba a punto de cruzar sin mirar.
"¡Alto! ¡Espera!" - gritó Diego, corriendo hacia ella.
La niña se detuvo antes de cruzar, mirando confundida.
"¿Por qué me gritaron?" - preguntó.
"Porque el semáforo está en rojo, y cruzar sin mirar puede ser muy peligroso!" - respondió Tomás enfáticamente.
"Gracias, no lo sabía... ¡Voy a recordar eso siempre!" - dijo la niña, sonriendo agradecida.
Los cuatro amigos sonrieron entre sí, sintiéndose como verdaderos héroes de la seguridad vial. Al final del día, se despidieron prometiendo hacer más aventuras para seguir aprendiendo sobre las señales y cómo mantener a todos seguros en la ciudad.
"¡Hasta mañana, amigos!" - gritaron todos a la vez, felices de haber aprendido tanto juntos.
Desde aquel día, los cuatro decidieron que cada vez que salieran a explorar, mantendrían los ojos bien abiertos para encontrar más señales viales y compartir su conocimiento con otros niños. Y así, su misión de ser embajadores de la seguridad vial comenzó, inspirando a más niños en su camino.
Y así, en aquellos días soleados y aventuras urbanas, los niños se convirtieron en esos pequeños héroes que con sus acciones, ayudaban a cambiar la realidad de su entorno.
Y así, sus voces resonaban en cada esquina, recordando a todos que las señales están ahí para cuidarnos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.