Las Aventuras de Mady Nash
Una mañana soleada, Mady Nash se sentó en su escritorio con su diario rosa en mano, lista para escribir. Usó su lapicera favorita y empezó: "Hoy jugué fútbol con mis amigos en el parque. Me encanta correr y hacer goles. A veces, mi papá me dice que tengo un buen tiro. ¡Gracias, papá!".
Mady cerró su diario y salió corriendo al parque. Allí la esperaban sus amigos, Lucas, Sofía y Tomás, quienes ya tenían un partido de fútbol en marcha.
"¡Mady!" - gritó Lucas "Ven a jugar, necesitamos a una gran jugadora como vos!".
Mady sonrió y se unió al juego. Después de chutar unos buenos goles y reírse con sus amigos, se sintió orgullosa. Pero cuando el balón se perdió entre unos arbustos, supieron que tendrían que buscarlo.
"¡Es como una búsqueda del tesoro!" - dijo Sofía, emocionada.
Mientras buscaban el balón, Mady encontró algo brillante en el suelo. Era una vieja llave.
"¿Qué será esto?" - se preguntó en voz alta.
Tomás, curioso, se acercó a verla. "Parece una llave antigua. ¿A dónde creés que abre?".
Mady, con su imaginación desbordante, pensó en un cofre de tesoros.
"¡Tal vez a un tesoro escondido!" - dijo entusiasmada. "Podría ser una aventura de verdad".
Después de encontrar el balón, los amigos decidieron investigar. Mady decidió hacer una pausa para anotar todo en su diario. "Hoy encontré una llave misteriosa con mis amigos. Tal vez nos lleve a un lugar secreto. ¡Esto es emocionante!".
A medida que buscaban, se adentraron en un pequeño sendero cubierto de hojas.
"¿Estamos seguros de que es seguro seguir?" - se preguntó Sofía.
"¡Sí! ¡Vamos! La aventura nos espera!" - respondió Mady, llena de energía.
Al final del sendero, descubrieron una pequeña cabaña antigua. Se veía un poco descuidada, pero era perfecta para una aventura.
"¿Y si tratamos de usar la llave?" - sugirió Tomás.
Después de un par de intentos, la llave encajó perfectamente en la cerradura. La puerta chirrió al abrirse, revelando un lugar lleno de polvo y telarañas.
"¡Es como un cuento de hadas!" - exclamó Mady mientras exploraban su interior.
"Mirá esto" - dijo Lucas, señalando una mesa llena de objetos antiguos: libros, mapas y un viejo piano.
Mady corrió hacia el piano. "¡Es hermoso! Nunca había visto uno tan viejo". Ella se sentó y empezó a tocar algunas notas suaves. La melodía llenó la habitación.
"¡Sos una genia!" - dijo Sofía, impresionada.
Mientras tocaba, Mady se sintió inspirada. "¿No creen que deberíamos hacer algo con todas estas cosas? Podríamos crear una historia, una obra de teatro".
"¡Sí! ¡Una obra de aventuras!" - dijo Tomás.
Así fue como Mady y sus amigos decidieron usar el tesoro hallado para crear su propio cuento. Con cada ensayo, el piano, los libros y las historias ilustradas en sus mentes les fueron enseñando sobre el trabajo en equipo, la creatividad y la amistad.
Cuando la actuación llegó, Mady se sintió nerviosa. Sin embargo, todos sus amigos estaban allí. Cuando las luces se apagaron, ella recordó lo que siempre le decía su mamá: "No tengas miedo de mostrar tu talento. ¡Diviértete!".
Y así, Mady desató su alegría en el escenario, tocando el piano y narrando su aventura. Cada aplauso resonaba en su corazón, y sabía que había realizado algo maravilloso.
Al final del día, antes de dormir, Mady escribió en su diario: "Hoy aprendí que las aventuras están en los lugares más inesperados. Que los amigos y la creatividad pueden convertir un día cualquiera en uno mágico. ¡No puedo esperar por la próxima!"
FIN.