Las Aventuras de María y su Mapa Mágico
Era una vez una niña de cinco años llamada María. María vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, y siempre soñaba con viajar a lugares lejanos y vivir aventuras emocionantes. Un día, mientras exploraba el desván de su casa, encontró un viejo mapa cubierto de polvo.
- ¡Mirá, mamá! -exclamó María, sosteniendo el mapa en alto-. ¡Es un mapa del mundo!
Su madre se acercó curiosa.
- ¿Dónde lo encontraste, mi amor? -preguntó su mamá, mirando el mapa.
- En el desván, estaba escondido entre unos libros viejos. -respondió María emocionada.
María se sentó en el suelo y comenzó a examinar el mapa. Cada país parecía tener un dibujo especial: una pirámide en Egipto, una torre en Italia, y un panda en China. María sintió que el mapa la llamaba a la aventura.
- ¡Voy a viajar a todos estos lugares! -decidió con determinación.
Al día siguiente, María se despertó con una idea brillante. Decidió que su primer destino sería el país de los dragones. Preparó su mochila, metió una botella de agua, una galleta y su peluche favorito, Dragi, un pequeño dragón de peluche.
- ¡Vamos, Dragi! -dijo María, sonriendo-. ¡Es hora de la aventura!
María se sentó en un banco del parque, sacó el mapa y cerró los ojos.
- ¡Ojalá pudiera viajar a conocer a los dragones! -deseó.
De repente, una suave brisa comenzó a soplar, y el mapa brilló intensamente.
- ¡Woah! -gritó María mientras el mapa la envolvía en un torbellino de colores. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró en un bosque encantado lleno de árboles altos y flores que hablaban.
- ¡Bienvenida, viajera! -dijeron un grupo de flores de colores brillantes.
- ¿Dijeron 'viajera'? -preguntó María intrigada.
- Sí, ¡tú eres la elegida para conocer a los dragones! -respondió una flor azul.
María sonrió de oreja a oreja y siguió el camino que le señalaban las flores. Caminó por el bosque y, de repente, escuchó un rugido profundo.
- ¡Ay, no! -dijo María, un poco asustada-. ¿Y si los dragones son malos?
Pero las flores la animaron a seguir adelante. Cuando llegó a la cima de una colina, vio un gran castillo de piedras brillantes. Allí, en el patio, había un enorme dragón de escamas verdes.
- ¡Hola, pequeña! -dijo el dragón con una voz suave y amistosa-. Soy Drax, el dragón guardián de este mundo.
- Hola, Drax. Soy María -respondió la niña, sintiéndose más aliviada-. Escuché que aquí hay dragones, y quería venir a conocerlos.
Drax sonrió y le mostró el castillo.
- ¡Ven, te enseñaré a volar! -le dijo emocionado.
María no podía creerlo. En un instante, Drax la levantó suavemente y la llevó volando por encima de los árboles y ríos. El viento soplaba en su cara y ella gritaba de felicidad.
- ¡Esto es increíble! -gritó María mientras miraba el paisaje hermoso que se extendía a sus pies.
Después de un emocionante vuelo, Drax la llevó de regreso al castillo.
- ¿Te gustaría quedarte y explorar más? -preguntó Drax.
- ¡Sí, pero debo volver a casa! -dijo María, un poco triste. -Mi mamá debe estar preocupada.
Drax asintió con comprensión.
- Entiendo. Pero siempre puedes volver. Este mapa tiene el poder de traerte aquí cuando quieras.
María se sintió feliz y agradecida. Con un abrazo a Drax y un agradecimiento por la aventura, cerró los ojos nuevamente. El torbellino de colores apareció, y en un abrir y cerrar de ojos, María se encontró de nuevo en el parque.
- ¡Mamá! -gritó mientras corría hacia su madre, que la esperaba con una taza de chocolate caliente.
- ¿Dónde estuviste, querida? -preguntó su mamá, sonriendo.
- Tuve una aventura increíble con dragones y volé por el cielo. ¡Fue mágico! -respondió María, con los ojos brillantes.
María comprendió que, aunque había regresado a casa, las aventuras estaban solo a un mapa de distancia. Cogió su mapa mágico y suspiró, en su mente soñando ya con su próxima aventura.
- No hay límites para las aventuras, siempre que tengas el corazón abierto y el mapa a mano -pensó María, sonriendo mientras miraba al horizonte.
Y así, cada vez que quería viajar a otros mundos, María solo necesitaba un momento de imaginación. Y con su mapa mágico, sabía que siempre habría nuevas aventuras esperándola.
FIN.