Las Aventuras de Mario y Sus Lentes Mágicos



Mario era un niño de 4 años que vivía en un barrio alegre y colorido. Tenía una sonrisa tan grande que iluminaba el día de cualquiera. Sin embargo, había algo que a veces lo hacía sentir triste: sus lentes. Desde que los usaba, algunos de sus compañeros en el jardín le hacían bullying.

Un día soleado, mientras jugaba en el parque, algunos niños comenzaron a reírse de él.

"¡Mirá a Mario, parece un científico!" - gritó uno de ellos.

"¡Usa lentes porque no puede ver nada!" - se sumó otro.

Mario sentía que su corazón se encogía. Se sentó en una banca y miró al cielo, buscando respuestas. A su lado, una mariposa de colores brillantes revoloteaba.

"Hola, Mario. ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó la mariposa.

"Porque algunos niños se burlan de mí por usar lentes. No sé qué hacer..." - respondió Mario con una voz apagada.

La mariposa, que se llamaba Lila, sonrió.

"Los lentes son mágicos. No solo te ayudan a ver mejor el mundo, ¡sino que también pueden hacer cosas increíbles!" - dijo Lila.

Intrigado, Mario decidió darle una oportunidad.

"¿Cómo que mágicos?" - preguntó.

Lila revoloteó cerca de su cara.

"Cada vez que uses tus lentes, transforma el mundo a tu alrededor. ¡Mira por el oscuro espejo!" - exclamó.

Mario, curioso, se puso sus lentes y miró a su alrededor. Todo comenzó a volverse distinto.

Los árboles se llenaron de colores vibrantes, y los niños dejaron de gritar para mirar. Uno de ellos, Tomás, se acercó.

"¡Wow! ¿Qué hiciste, Mario?" - preguntó sorprendido.

"No fui yo, ¡son mis lentes mágicos!" - respondió Mario, ahora con una sonrisa.

Lila estaba feliz de ver que los niños empezaban a interesarse por Mario.

"¡Eso ves! Tu diferencia es especial, y puede unir a otros!" - dijo Lila.

Y así fue como Mario, con la ayuda de su amiga Lila, decidió hacer una pequeña presentación para enseñar a los niños sobre lo maravilloso que era usar lentes.

Un día, reunió a todos en el parque y, con voz firme, dijo:

"¡Hola a todos! Hoy quiero mostrarles lo mágicos que son mis lentes. ¡Venid!"

Los niños lo miraron intrigados mientras Mario comenzaba a hablar sobre cómo sus lentes le ayudaban a ver cosas que otros no podían.

"Mirá las hojas de los árboles, ¡tienen colores que nunca antes había visto! También puedo leer las letras en los libros de forma clara, y eso me permite disfrutar más las historias" - explicó Mario emocionado.

Los otros niños empezaron a prestarle atención. Uno de ellos, Facundo, confesó:

"Yo a veces me siento mal porque tengo un diente flojo. A veces me dicen 'diente de leche'."

"¡Eso no está bien!" - dijo Mario.

Los demás niños comenzaron a compartir sus propias diferencias y superaciones. Mario se dio cuenta de que cada uno tenía algo único que ofrecer.

"Los lentes me hacen único, pero cada uno de nosotros tiene algo especial" - dijo Mario con firmeza.

Así, ese día todos aprendieron que ser diferente es algo para celebrar. Desde entonces, los lentes de Mario ya no eran motivo de burlas; se convirtieron en un símbolo de amistad y aceptación.

La mariposa Lila escuchó desde una rama.

"¿Ves, Mario? Has demostrado que la verdadera magia se encuentra en aceptarnos y apoyarnos los unos a los otros." - dijo con una sonrisa.

Y así, Mario aprendió a querer sus lentes, porque no solo le ayudaban a ver mejor, sino que también lo hicieron más fuerte y especial ante los demás.

Desde ese día, en el parque, siempre se escucharon risas y juegos, y el bullying se convirtió en un fantástico recuerdo del pasado, todo gracias a Mario y sus lentes mágicos.

FIN.

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