Las aventuras de Mora y Chachi
despertaron sobresaltadas por un extraño ruido que venía del exterior de la casa. Ambas se miraron asustadas, sin saber qué hacer. "¿Escuchaste eso, Mora?" preguntó Chachi con voz temblorosa.
Mora asintió con la cabeza mientras se abrazaba a su osito de peluche. Juntas se levantaron de la cama y decidieron investigar el origen del ruido. Sigilosamente se acercaron a la ventana y vieron una sombra sospechosa moviéndose en el jardín.
Decididas a descubrir quién era, salieron al patio sin hacer ningún ruido. Para su sorpresa, encontraron a un pequeño gato atrapado en un árbol. El pobre animal maullaba desesperadamente tratando de llamar la atención.
Sin pensarlo dos veces, Mora y Chachi buscaron una escalera para rescatar al gatito. Con mucho cuidado, subieron hasta donde estaba y lo tomaron entre sus brazos. El gato parecía estar muy asustado, pero al sentir el amor y cariño de las niñas comenzó a relajarse.
Ellas lo llevaron dentro de la casa y le dieron agua y comida para que recuperara sus fuerzas. "Pobrecito, estuvo tan valiente esperándonos afuera" dijo Mora acariciando al gatito.
Chachi sonrió mientras observaba cómo el miedo en los ojos del felino se transformaba en gratitud hacia ellas. Las amigas decidieron llamarlo —"Pelusa" por su suave pelaje blanco como algodón. A medida que pasaban los días, Mora y Chachi se dieron cuenta de que Pelusa había cambiado sus vidas.
El gato les enseñó sobre el amor incondicional y la importancia de cuidar a los seres más vulnerables. Juntas, decidieron hacer algo por los animales sin hogar de su pueblo.
Organizaron una campaña para recolectar alimentos y juguetes para donar a un refugio local. Con ayuda de sus familias, amigos y vecinos, lograron reunir una gran cantidad de donaciones. Llenas de alegría, llevaron todo al refugio y conocieron a otros niños que también compartían su amor por los animales.
Mora, Chachi y Pelusa se convirtieron en voluntarios del refugio. Pasaban sus tardes jugando con los perros abandonados, acariciando a los gatos callejeros y ayudando en lo que fuera necesario.
Cada vez que recordaban aquella noche en Mar Azul, sabían que fue gracias al valiente maullido de Pelusa que descubrieron su verdadera pasión: ayudar a aquellos seres indefensos que necesitaban cariño y protección. Desde entonces, Mora, Chachi y Pelusa trabajaron juntos para concientizar sobre la adopción responsable de mascotas.
Dieron charlas en las escuelas del pueblo e incluso organizaron eventos para encontrar nuevos hogares para los animales del refugio. La historia de estas dos amigas demostró cómo un pequeño encuentro puede cambiar nuestras vidas por completo.
Aprendieron el valor de la empatía, la solidaridad y la importancia de luchar por lo que creen.
Y así fue como Mora, Chachi y Pelusa, con su valentía y amor por los animales, lograron convertir un sueño de pijamada en una verdadera aventura que transformó no solo sus vidas, sino también la de muchos otros.
FIN.