Las Aventuras de More en el País de las Maravillas
Era un soleado día de junio en un pequeño vecindario de Buenos Aires. Morena, o More como la llamaban todos, estaba a punto de cumplir 10 años. Tenía un pelo color marrón que brillaba al sol y una sonrisa que iluminaba la habitación. En su mano, sostenía un libro viejo titulado "Alicia en el país de las maravillas".
Al leerlo, More se sumergió en un mundo mágico donde las maravillas no tenían fin. De repente, sintió una brisa suave que la rodeó y, con un parpadeo, se encontró en un lugar sorprendente. Giró y vio un enorme sombrero de copa acercándose.
"¡Hola, More! Soy el Sombrerero Loco. ¿Te gustaría unirte a nuestra fiesta de té?"
"¿Una fiesta de té? Suena genial, ¡claro que sí!" respondió More emocionada.
Mientras caminaban, el Sombrerero la llevó a un bosque lleno de árboles con hojas de diferentes colores. Allí, encontró a la Liebre, cantando y bailando con una gran taza de té en la mano.
"¡Bienvenida, More! ¡Es un placer tenerte aquí!" exclamó la Liebre.
More se sentó con ellos, compartiendo historias y risas. Pero de repente, escucharon un suave llanto.
"¿Qué es eso?" preguntó More.
El Sombrerero agitó su copa.
"Puede que sea la Rana Triste. Vamos a ayudarla."
Así que se dirigieron hacia el sonido y encontraron a una rana sentada bajo un hongo gigante.
"¿Por qué lloras?" le preguntó More.
"Lloro porque perdí mi corona, sin ella no puedo ser la Reina de los Charcos," sollozó la rana.
More, recordando las enseñanzas del libro sobre la importancia de la amistad y la solidaridad, decidió ayudarla.
"No te preocupes, ¡la encontraremos!" dijo More con determinación.
Juntos, viajaron a través del País de las Maravillas, preguntando a cada criatura que encontraban. Se encontraron con un Gato Sonriente que les dio una pista.
"La corona se encuentra donde las flores cantan, pero no será fácil de encontrar" dijo el Gato.
"¿Podrías llevarnos?" le pidió More.
El gato se rió y con un gesto de su pata, los condujo a un prado lleno de flores danzantes.
Después de buscar un rato, More vio un brillo entre las flores.
"¡Ahí está!" gritó.
Corrió hacia la luz y, efectivamente, allí estaba la corona.
"Lo logré, la encontré!"
Regresaron a donde estaba la rana, y cuando la rana vio su corona, saltó de alegría.
"Muchas gracias, More! Ahora puedo ser la Reina de los Charcos de nuevo!"
La rana, agradecida, llevó a More y al Sombrerero a un hermoso lago lleno de luces brillantes.
"¡Por tu valentía y amabilidad, voy a hacer un baile en tu honor!"
Esa noche, todos los animales del país celebraron, bailando y disfrutando de la belleza de la amistad y la bondad.
Finalmente, cuando el sol comenzó a salir, More sintió que era hora de volver a casa.
"Gracias por esta increíble aventura, de verdad!" dijo More, a punto de llorar de felicidad.
"Siempre serás bienvenida en el País de las Maravillas," dijo la rana mientras More comenzaba a desvanecerse en un remolino de luces.
Al abrir los ojos, More se dio cuenta de que estaba de vuelta en su habitación, con el libro aún en mano.
Desde aquel día, More siempre recordaría que los actos de bondad, por pequeños que sean, pueden transformar vidas y crear amistades para siempre. Y así, More continuó leyendo y soñando, sabiendo que la verdadera magia estaba en su corazón.
Morena, cada vez que abría su libro, sonreía, ya que sabía que la amistad y la generosidad eran las maravillas más grandes de todas.
FIN.