Las aventuras de Mori en la plaza


Había una vez un perrito llamado Mori, a quien le encantaba salir a pasear todos los días a la plaza por las tardes.

Mori era un perrito muy juguetón y amigable, y le encantaba encontrarse con sus amigos perrunos para jugar y correr por el parque. Cada tarde, Mori salía de su casa con su dueño y corría emocionado hacia la plaza, con su cola wagging enérgicamente.

Al llegar a la plaza, se encontraba con sus amigos perritos: Lucas, Lila, y Simón. - '¡Hola amigos! ¡Estoy listo para jugar!' - ladraba Mori emocionado. - '¡Hoy vamos a jugar a buscar el palito!', proponía Lucas. - '¡Sí, sí, me encanta ese juego!' ladraba Mori, saltando de alegría.

Los perritos se divertían corriendo de un lado a otro, buscando el palito que Lucas lanzaba lejos. Mori corría velozmente, intentando ser el primero en encontrarlo. Un día, mientras jugaban, Mori observó a un perrito solitario en un rincón de la plaza.

Se acercó, moviendo su cola amistosamente. - '¿Quieres jugar con nosotros?' preguntó Mori. El perrito solitario, llamado Max, respondió con timidez: - 'No, gracias. No soy bueno en juegos.'

Mori se entristeció al escuchar la respuesta de Max, así que decidió acercarse más y hablar con él. - '¿Por qué crees que no eres bueno en juegos, Max?' preguntó Mori con curiosidad. - 'Es que soy muy torpe y siempre me equivoco', respondió Max con tristeza.

Mori comprendió que Max necesitaba un poco de ánimo y confianza en sí mismo. Decidió enseñarle algunos trucos para jugar y le mostró que todos tienen habilidades diferentes.

Alentó a Max a intentarlo de nuevo, y para sorpresa de todos, Max se unió finalmente a la diversión. Mori y sus amigos lo apoyaron, y Max se dio cuenta de que con un poco de práctica y confianza, también podía divertirse jugando.

Desde ese día, Mori y sus amigos incluyeron a Max en sus juegos, y él se convirtió en un perrito más seguro y feliz. Mori aprendió que siempre es bueno ayudar a los demás y que la amistad es una de las cosas más valiosas en la vida.

Y así, cada tarde, Mori y sus amigos disfrutaban de divertidas aventuras en la plaza, demostrando que con amistad y apoyo mutuo, todo es posible.

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