Las Aventuras de Neyra y Alessandra
Era un cálido día de primavera en la casa de las hermanas Neyra y Alessandra. Neyra, una niña de 4 años, estaba ansiosa por compartir su día con su pequeña hermanita, Alessandra, que apenas tenía 1 año. Neyra siempre había sido una niña muy inteligente y carismática, y le encantaba bailar y hacer que otros se divirtieran.
"¡Alessandra!" - gritó Neyra mientras saltaba en la sala de estar. "Hoy vamos a jugar y aprender algo nuevo juntas. ¿Qué te parece?"
Alessandra, que estaba sentada en el suelo jugando con sus bloques de colores, miró a su hermana con curiosidad. Aunque no podía hablar mucho, su sonrisa iluminaba la habitación.
Neyra decidió que un buen juego sería el de la "Búsqueda del Tesoro".
"Vamos a buscar tesoros en la casa, ¡y el primero que encuentre uno puede ser la reina del día!" - exclamo con entusiasmo mientras empezaba a elaborar su plan.
Neyra tomó su caja de juguetes y la llenó de pequeñas sorpresas: una muñeca, unas lindas pulseras de cuentas y algunos stickers brillantes.
"¡Listo! Ahora, esconderé los tesoros y tú, Aless, tendrás que encontrar uno. Pero primero, ¡hay que bailar para celebrar!" - sonrió, moviendo sus brazos al ritmo de la música que se escuchaba desde su habitación.
Alessandra la miraba, fascinada, y poco a poco comenzó a mover sus brazos, imitando a su hermana mayor.
Después de un rato de bailar y reír, Neyra decidió que era momento de esconder los tesoros. Ella escondió la muñeca detrás del sofá, las pulseras arriba de la mesa, y los stickers en una cesta cerca del rincón de lectura.
"Ahora, ¡que comience la búsqueda!" - dijo Neyra, mientras señalaba diferentes lados con su dedo.
Alessandra gateó hacia donde estaba la cesta y empezó a jugar con los stickers, pegándolos en su ropita y también en el suelo. Neyra lo vio y se rió.
"¡Eso no cuenta como encontrar el tesoro! Pero está bien, ¡serás una artistita!"
Sin embargo, después de un rato y algunos intentos, Alessandra notó que Neyra había puesto la muñeca detrás del sofá.
"¡Mirá, Neyra!" - dijo, mientras se esforzaba por arrastrar su cuerpo hasta el sofá, señalándolo con entusiasmo.
Neyra levantó las manos en el aire.
"¡Lo encontraste, pequeña exploradora! ¡Eres la reina del día!"
Pero para Neyra, lo más emocionante del juego era ver cómo su hermanita disfrutaba, así que decidió cambiar las reglas un poco.
"Ahora, vamos a jugar a que yo soy la princesa y tú, la princesa más pequeña. ¡Y juntas vamos a hacer una gran presentación de baile!" - a Neyra siempre le había gustado crear historias y hacer teatro, así que decidió usar su imaginación.
Las dos se pusieron en un rincón y comenzaron a inventar un baile. Para su sorpresa, Alessandra empezó a imitar los movimientos de Neyra, moviendo sus manitos y riendo.
"¡Eso, Aless, increíble!" - exclamó Neyra, mientras se giraba y brincaba.
Pero de repente, cuando todo parecía ser perfecto, Alessandra tropezó con un cojín y cayó al suelo. Neyra, preocupada, corrió hacia ella.
"¿Estás bien, mi amor?" - preguntó con cariño, mientras abrazaba a su hermanita.
Alessandra comenzó a llorar, y en ese momento, Neyra recordó que a veces no todo es como uno espera. Pero también sabía que había que aprender a levantarse.
"Estás bien, ¡sólo ha sido un pequeño tropiezo! Vamos a bailar juntas otra vez. ¡Eres muy valiente!" - le dijo.
Con lágrimas aún en sus ojos, Alessandra sonrió al reconocer la voz tranquilizadora de su hermana mayor. Ambas se levantaron nuevamente, listando sus manos para seguir bailando.
"¡Un, dos, tres, a girar!" - contó Neyra. Así, juntas, hicieron un giro y comenzaron a reír mientras recordaban lo divertido que era jugar, bailar y compartir.
Al final del día, las dos se sentaron a descansar en el sofá.
"Hoy fue un gran día, ¿verdad?" - preguntó Neyra acariciando el cabello de su hermana. "Aprendimos a jugar, a bailar y también a levantarnos cuando nos caemos".
Alessandra sonrió feliz, con la muñeca en brazos, y aunque no entendía todo lo que su hermana decía, sentía que tenía una gran amiga que siempre estaría a su lado.
"¿Jugamos de nuevo mañana, Neyra?" - pareció preguntar mientras se acomodaba contra ella.
"¡Claro, siempre!" - y así, las dos hermanitas se quedaron dormidas abrazadas, soñando con sus nuevas aventuras, unidas en un lazo de amor y compañerismo.
Y así, Neyra y Alessandra aprendieron que jugar y compartir era mucho más divertido juntas, y que siempre podían contar la una con la otra, incluso cuando las cosas no salieran como esperaban.
FIN.