Las Aventuras de Ohfe en Brasil
Ohfe era un niño curioso y lleno de energía. Un día, mientras estaba en su casa, su mamá le dijo:
"¡Ohfe! ¡Este verano vamos a Brasil!"
"¡Espectacular! ¡No puedo esperar a conocer el lugar!" respondió Ohfe emocionado.
Ese verano, Ohfe y su familia llegaron a una playa en Brasil, donde el sol brillaba intensamente y las olas del mar parecían jugar. A su llegada, conocieron a un grupo de niños que estaban construyendo castillos de arena.
"¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?" gritó Ohfe.
"¡Claro! Vení!" dijo una niña con trenzas, llamada Ana.
Mientras construían su castillo, Ohfe les contó acerca de sus aventuras en Argentina. Los niños de Brasil también tenían historias llenas de magia.
"En la selva, hay un árbol gigante que dice que es el más viejo. Cuentan que es un hogar de muchas criaturas", explicó un niño llamado Lucas.
"¡Quiero verlo!" exclamó Ohfe.
Al día siguiente, decidieron hacer una expedición hacia la selva. Con antorchas y un mapa dibujado a mano, se aventuraron.
"Cuiden bien el mapa, no querríamos perdernos en la selva," advirtió Lucas.
Mientras caminaban, escucharon ruidos extraños. De repente, un hermoso loro de colores brillantes voló sobre ellos y se posó en una rama.
"¡Mirá! Es un loro arcoíris!" dijo Ana.
"¿Creen que nos llevará al árbol gigante?" preguntó Ohfe.
"¡Probemos!" respondió Lucas.
El loro comenzó a volar en círculos, y ellos lo siguieron. Fue un recorrido lleno de sorpresas: encontraron flores raras, mariposas enormes y pequeñas ranas de colores.
Finalmente, llegaron a un claro donde estaba el árbol gigante. Era aún más impresionante de lo que imaginaban, con raíces enormes y ramas que parecían tocar el cielo.
"¡Es hermoso!" dijo Ohfe.
Mientras observaban el árbol, notaron que había un grupo de animales que se reunía a su alrededor. Un mono comenzó a hacer payasadas y todos se rieron.
"¡Yo quiero jugar con ellos!" exclamó Ohfe.
"¡Yo también!" dijo Ana, mientras intentaba imitar al mono.
Así pasaron la tarde, jugando con los animales y aprendiendo sobre la selva. Una serpiente se acercó y les ofreció contar las historias del árbol.
"Este árbol ha visto a generaciones de familias venir a admirarlo. Cada historia que comparten queda grabada en sus raíces," explicó la serpiente.
"¡Vamos a agregar nuestra historia!" propuso Lucas.
Juntos, los niños contaron sobre su viaje, sus sueños y la amistad que habían formado. Cada palabra parecía hacer que el árbol brillara aún más.
"Este verano, nos llevaremos una aventura inolvidable en nuestros corazones," dijo Ohfe.
"Y aprenderemos a cuidar de la naturaleza," agregó Ana.
Al caer la tarde, el loro arcoíris volvió y los guió de regreso. Mientras caminaban de vuelta a la playa, Ohfe sintió que había crecido un poco más. Había hecho nuevos amigos, aprendido sobre la selva, y, sobre todo, había entendido la importancia de cuidar la naturaleza.
"¡Este ha sido el mejor verano de todos!" gritó Ohfe mientras todos reían y aplaudían.
De regreso en la playa, se prometieron que siempre recordarían sus aventuras juntos.
"¡Nos volveremos a ver!" dijo Ohfe mientras se despedían.
"¡Sí! Y traeremos más historias!" respondió Lucas.
Así terminó la aventura de Ohfe en Brasil, pero las historias y las enseñanzas que vivió seguirían con él para siempre.
FIN.