Las Aventuras de Pedro en el Primer Día de Escuela



Pedro estaba muy contento. Dentro de poco iría al colegio y su corazón latía de emoción al pensar en todas las maravillas que le habían contado sus primos y familiares. Cada día después de un baño en la piscina o una divertida jornada en la playa, se encontraba imaginando cómo sería su primer día de clases.

"¡Pedro, ya falta poco!" - le decía su hermana Clara, mientras lo empujaba suavemente en la hamaca.

"Sí, pero no sé si voy a hacer amigos rápido."

"No te preocupes, seguro que te llevas bien con todos. Y si no, siempre puedes acercarte a alguien y presentarte. Núnca falta un buen juego para romper el hielo" - lo alentaba ella.

Con el paso de los días, Pedro fue intentando imaginarse a sí mismo en su nuevo aula. Se imaginaba dibujando y jugando en el recreo. Sin embargo, también había una pequeña parte de él que sentía un nudo en el estómago por si no encajaba.

Finalmente, llegó el esperado día. Al levantarse esa mañana, Pedro sintió mariposas en el estómago. Se vistió con su camiseta favorita, una azul con un cangrejo dibujado que había comprado en la playa.

"¡Mirá cómo brilla tu camiseta!" - le dijo su mamá mientras le peinaba el cabello.

"Gracias, mamás. Espero que a los demás les guste."

Cuando llegó al colegio, las luces y colores del lugar lo sorprendieron. Había niños de todas partes, jugando y riendo. Sin embargo, Pedro se sintió un poco perdido en medio de tanto movimiento. Se quedó parado cerca del portón, mirando todo con temor y entusiasmo.

Justo en ese momento, una niña con un moño rojo se le acercó: "Hola, soy Sofía. ¿Es tu primer día aquí?"

"Sí, soy Pedro. No sé muy bien qué hacer, estoy un poco nervioso."

"No pasa nada, yo tampoco conocía a nadie al principio. Vamos a buscar un juego juntos que siempre ayuda a hacer amigos.” - Sofía le sonrió cálidamente.

Pedro decidió confiar en ella y la siguió. Juntas llegaron a una casita de juegos y Sofía explicó las reglas de un juego llamado “la búsqueda del tesoro”.

"Primero, tenemos que encontrar cosas en el patio, como hojas, flores y piedras. Luego, formamos dos equipos y los que encuentren más cosas ganan un chicle. ¿Qué te parece?"

"¡Suena divertido!" - dijo Pedro, empezando a sentirse más relajado.

Mientras jugaban, Pedro se fue dando cuenta de que había muchos otros niños que también querían hacer amigos y estaban tan emocionados como él. Al final del juego, Pedro se unió a un grupo de niños y formaron una gran ronda.

"¿Cómo se llama tu superhéroe favorito?" - preguntó un niño llamado Tomás.

"¡El Cangrejo Volador!" - gritó Pedro, sintiéndose orgulloso de su elección.

"¿El Cangrejo Volador? ¡Qué original!" - rió Sofía, contagiosa y divertida.

A lo largo del día, Pedro fue explorando el colegio, haciendo más amigos y disfrutando su tiempo. En la hora de arte, dibujó un cangrejo que volaba alto en el cielo, mientras sus compañeros le decían que era el mejor dibujo que habían visto.

El día llegó a su fin y mientras se despedía, Pedro no podía dejar de sonreír. Había encontrado nuevos amigos, y todo gracias a su valentía de hablar con Sofía.

"¡Pedro! ¿Nos vemos mañana?" - preguntó Sofía emocionada.

"¡Sí! Y podemos jugar a la búsqueda del tesoro otra vez!"

Cuando llegó a casa, su mamá le preguntó cómo había sido su primer día.

"Increíble, mamá. Hice amigos y descubrí que el colegio es un lugar muy divertido. No puedo esperar a mañana!"

Y así, Pedro entendió que a veces, aunque algo asuste, es valiente dar el primer paso. Su primer día en el colegio no solo fue especial, sino también el inicio de nuevas y emocionantes aventuras.

FIN.

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