Las Aventuras de Polígono y sus Amigos



En un pequeño pueblo llamado Geometría, vivían un grupo de figuras geométricas muy especiales. Entre ellas estaba Polígono, un niño entusiasta con muchas puntas y lados. Todos los días, Polígono se acercaba a la Plaza Central, donde se encontraban otros amigos como Círculo, Triángulo y Cuadrado.

"¡Hola, amigos!", saludó Polígono animadamente.

"¡Hola, Polígono!", respondieron al unísono las figuras.

Un día, mientras jugaban a las escondidas, Círculo se escondió detrás de un árbol. Todos lo buscaban y, de repente, escucharon un grito.

"¡Ayuda!", era Círculo.

"¿Qué pasó?", preguntó Triángulo, preocupado.

"Me he quedado atrapado en un triángulo de sombras", dijo Círculo, que había sido engañado por un rayo de luz que lo llevó a un rincón oscuro.

Polígono, al escuchar esto, empezó a pensar.

"No podemos dejarlo solo. Necesitamos encontrar una forma de ayudarlo", dijo decidido.

El grupo empezó a debatir. Cuadrado propuso usar su forma sólida para hacer una escalera.

"Podría servir, pero es demasiado pesada", respondió Triángulo, que siempre tuvo ideas creativas.

"¡Ya sé!", exclamó. "Podemos usar mis tres lados para formar un puente y alcanzar a Círculo. Él puede rodar hasta aquí."

Todos estuvieron de acuerdo con la idea de Triángulo. Así que, juntos, se pusieron en acción. Triángulo se hizo un poco más largo y comenzó a formar el puente. Mientras tanto, Círculo, desde su rincón, comenzó a rodar poco a poco.

"Vamos, Círculo, sólo un poco más", alentó Cuadrado.

Círculo, empujando suavemente con su forma redonda, logró acercarse al puente que había formado Triángulo.

"¡Lo estoy logrando!", gritó feliz.

Finalmente, Círculo llegó al otro lado.

"¡Lo logré! Gracias, amigos, no sé qué hubiera hecho sin ustedes", dijo Círculo, sonriendo.

Pero justo cuando pensaban que todo había terminado, una tormenta se desató sobre Geometría.

"¡Oh, no!", exclamó Polígono.

"¡Debemos encontrar refugio!", sugirió Cuadrado, mirando a su alrededor.

"¡El árbol!", gritó Triángulo, apuntando al gran árbol en el centro de la plaza.

Las figuras corrieron hacia el árbol, pero el viento soplaba fuerte y un rayo iluminó el cielo.

"¡Rápido! Formemos una figura fuerte y resistente para protegernos", propuso Cuadrado.

"Hagamos un hexágono, es muy fuerte", sugirió Polígono.

Entonces, todos juntos comenzaron a unirse para formar un hexágono. Sus lados se acoplaban perfectamente, haciendo que la figura fuera resistente a los embates del viento.

"¡Buen trabajo, amigos!", dijo Círculo mientras se ajustaba para acoplarse.

La tormenta pasó y el sol emergió de entre las nubes.

"Lo hicimos", exclamó Polígono, sintiéndose orgulloso.

"Sí, juntos somos invencibles", dijo Cuadrado.

"Ésto me recuerda lo importante que es trabajar en equipo", agregó Triángulo.

A partir de ese día, las figuras geométricas se dieron cuenta de que, a pesar de sus diferencias, podían crear algo maravilloso cuando trabajaban juntas. En las semanas siguientes, comenzaron a organizar carreras, competencias de formas y un montón de juegos divertidos.

"¡No olvidemos lo que aprendimos hoy!", dijo Polígono al reunir a sus amigos.

Y así, el pueblo de Geometría se volvió un lugar donde la amistad y la colaboración brillaban tanto como sus formas y colores. Nunca se olvidaron de aquella tormenta y de cómo, juntos, lograron superar cualquier obstáculo. Fin.

FIN.

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