Las Aventuras de Ranitas Sonrisa y su Amiga Corneta
Érase una vez, en un hermoso charco lleno de flores de colores, dos ranitas muy especiales: Ranitas Sonrisa y su mejor amiga, Corneta. Ranitas Sonrisa tenía una sonrisa tan brillante que iluminaba el charco entero, mientras que Corneta, con su gran personalidad, siempre tocaba su pequeña corneta, llenando el aire con melodías alegres.
Un día, mientras disfrutaban de un cálido día de primavera, un viento fresco y juguetón conocido como Vuentito Corto llegó al charco.
"¡Hola, Ranitas!" - dijo Vuentito Corto, moviendo suavemente las hojas de los árboles. "He escuchado que ustedes siempre están buscando aventuras. ¡Tengo una noticia emocionante!"
"¿Qué es?" - preguntó Corneta emocionada mientras hacía sonar su corneta musicalmente.
"He encontrado un camino que lleva a una isla llena de tesoros. Pero, ¡cuidado! En la isla vive una gran tortuga, muy sabia pero algo gruñona. Necesitan resolver un acertijo para entrar a su territorio."
Ranitas Sonrisa y Corneta se miraron, llenas de entusiasmo.
"¡Vamos!" - exclamó Ranitas con su gran sonrisa. "¡No hay tiempo que perder!"
Así que juntas, siguieron a Vuentito Corto, saltando de piedra en piedra, hasta que llegaron a la orilla del vasto lago que las llevaría a la isla. Al cruzar el agua, vieron una misteriosa figura en la distancia. Era la tortuga, que parecía estar esperando a que llegaran. Una vez en la isla, la tortuga las miró con sus ojos sabios.
"Hola, pequeñas ranitas. ¿Han venido a desafiarme con un acertijo?" - preguntó la tortuga con una voz profunda.
"¡Sí!" - dijeron al unísono Ranitas y Corneta, llenas de confianza.
"Aquí está: ¿Qué es lo que tiene muchas hojas pero no es un árbol, y un corazón pero no late?"
Las ranitas comenzaron a pensar. Corneta sonó la corneta mientas reflexionaban.
"¡Es un libro!" - exclamó Ranitas Sonrisa finalmente.
"Correcto, pero eso no es suficiente. ¿Pueden decirme por qué los libros son tan importantes?" - insistió la tortuga, cruzando sus patas con expectativa.
"Los libros nos enseñan muchas cosas y nos llevan a mundos mágicos. Nos ayudan a soñar y a aprender de los demás" - dijo Corneta, mientras movía la corneta de felicidad.
La tortuga sonrió, complacida con sus respuestas.
"Muy bien, pasen. Pero recuerden, el verdadero tesoro no siempre es material; a veces, el verdadero tesoro es el conocimiento y la amistad. ¡Disfruten de la isla!"
Las ranitas corrieron, explorando cada rincón de la isla. Encontraron bellas flores y piedras preciosas, pero lo que más les interesó fue descubrir un enorme árbol lleno de libros. Al leer algunos, aprendieron sobre animales, plantas y el mundo que no conocían.
"¡Esto es increíble!" - dijo Corneta. "¡Estamos aprendiendo tanto!"
Finalmente, después de un día de aventuras y aprendizaje, decidieron regresar a casa, no solo con algunas piedras brillantes sino también con nuevas historias y conocimientos que compartir.
"Viento Corto, ¡gracias por llevarnos!" – les gritaron emocionadas.
"Siempre estoy aquí para las aventuras" - respondió Vuentito Corto con una risa.
Cuando volvieron al charco, Ranitas Sonrisa y Corneta cada vez más felices, y decidieron contarle a todos sus amigos sobre sus aventuras y sobre la importancia de los libros.
"Las historias y el conocimiento son más valiosos que cualquier tesoro del mundo", dijo Ranitas mientras sonreía.
Y así, cada vez que empezaba a soplar el Vuentito Corto, las ranitas se reunían con sus amigos, compartiendo aventuras y aprendizaje, llenando el charco de risas y de música, y recordando que la verdadera joya de la vida es el deseo de seguir aprendiendo y compartirlo con los demás.
FIN.