Las Aventuras de Rita, Martín y Juan



En un tranquilo barrio de Buenos Aires, tres amigos inseparables: Rita, una niña con una gran imaginación; Martín, un apasionado por los inventos, y Juan, el alegre soñador, decidieron que era hora de vivir una gran aventura.

"¡Vamos a construir un cohete!" - propuso Martín con los ojos brillando de emoción.

"¡Sí! Podemos explorar el espacio y conocer a los extraterrestres" - gritó Juan, saltando de alegría.

"¡Eso suena increíble! Pero, ¿cómo lo hacemos?" - preguntó Rita, que siempre tenía un plan para todo.

Los tres amigos se pusieron manos a la obra en el garage de Martín. Reunieron cajas de cartón, tubos de papel higiénico y algunas botellas vacías. Mientras trabajaban, cada uno aportaba ideas para hacerlo más especial.

"Podemos pintar el cohete de colores brillantes" - dijo Rita.

"Y le podemos poner luces que brillen en la oscuridad" - agregó Juan, que siempre pensaba en hacer todo más divertido.

"¡Y no olviden que tendrá que tener un botón para despegar!" - añadió Martín mientras seguía armando la estructura.

Tras varias horas de trabajo, por fin el cohete estuvo listo. Era un hermoso artefacto lleno de colores y luces resplandecientes.

"¡Listo! ¡Estás a punto de despegar, cohete!" - exclamó Martín, haciendo un gesto como si estuvieran en una lanzadera espacial.

"¡Tres, dos, uno… despegue!" - gritó Juan emocionado mientras pulsaba el botón que habían dibujado en una cartulina.

Para su sorpresa, ¡el cohete comenzó a moverse! No hacia el cielo, sino ¡hacia la puerta del garage, donde se había atrapado un gato negro!"¡Oh no! ¡El señor Bigotes!" - gritó Rita, al darse cuenta que su vecino, el Sr. Gómez buscaba a su gato perdido.

Sin pensarlo dos veces, los tres amigos se lanzaron en pos del gato que, asustado, corría por la calle. El cohete, enredado en la emoción, seguía avanzando, llevándolos detrás de él.

Juan, que siempre tenía una idea brillante, dijo:

"¡Martín, acelera!"

Pero Martín contestó con seriedad:

"¡Debemos ser inteligentes! Vamos a usar nuestra imaginación. ¿Qué tal si hacemos un truco?"

"¿Un truco?" - se preguntó Rita, un poco confundida.

Martín, con su ingenio, tomó una pelotita que había traído y la lanzó al aire. El gato, curioso, se detuvo por un segundo para mirarla.

"¡Ahora!" - gritó Juan, alcanzando al Sr. Gómez que llegaba corriendo "¡El señor Bigotes está allí!"

El Sr. Gómez se quedó mirando el cohete y exclamó:

"¡Ustedes hicieron un cohete para atrapar a mi gato! ¡Son unos genios!"

Con el gato finalmente en manos de su dueño, los tres amigos comenzaron a reír.

"¡Lo logramos!" - dijo Rita, con una gran sonrisa en su rostro.

"Sí, y ni siquiera nos fuimos al espacio" - añadió Juan, riendo fuertemente.

Ese día, aprendieron algo importante: a veces las aventuras no saldrán como uno espera, pero lo fundamental es disfrutar del momento y usar la imaginación para solucionar problemas.

"Siempre hay una forma creativa de resolver cualquier situación" - concluyó Martín, mientras el Sr. Gómez los felicitaba.

"La próxima vez, quizás sí lleguemos a las estrellas" - sonrió Rita.

Así, los tres amigos regresaron a su garage, listos para soñar con nuevas aventuras, con la certeza de que juntos, nada les podría detener.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!