Las Aventuras de Romanela, Tatiana y Yuliana



En un pequeño y colorido barrio de Buenos Aires, vivían tres amigas inseparables: Romanela, Tatiana y Yuliana. A pesar de sus distintas personalidades, compartían un gran amor por la aventura y la exploración. Cada tarde, después de clases, se reunían en el parque para planear su próximo viaje a un lugar mágico que solo ellas podían ver en su imaginación.

Un día, mientras charlaban bajo el gran árbol de la plaza, Tatiana exclamó con entusiasmo:

- ¡Chicas! ¿Se imaginan si pudiéramos encontrar un tesoro escondido?

Romanela, siempre la más creativa del grupo, añadió:

- Sí, un tesoro lleno de dulces y juguetes.

Yuliana, que siempre tenía una idea brillante, dijo:

- O tal vez un tesoro de conocimientos.

Las tres amigas quedaron entusiasmadas. Decidieron que al día siguiente irían al bosque cercano con una pequeña mochila llena de cosas que habían preparado. Al amanecer, se pusieron sus gorros y zapatillas, y emprendieron su nueva aventura.

Mientras caminaban por el sendero, empezaron a escuchar sonidos extraños. De pronto, apareció una pequeña criatura verde que parecía un duende.

- Hola, chicas. Soy Yusmila, el duende del bosque. ¿Qué hacen aquí? - preguntó la criatura con una voz aguda.

Las tres amigas se miraron sorprendidas.

- ¡Hola, Yusmila! - respondieron al unísono. - Estamos buscando un tesoro.

- ¿Un tesoro? - replicó el duende. - Yo guardo muchos secretos del bosque. Pero, ¿realmente saben qué significa encontrar un verdadero tesoro?

Romanela, curiosa como siempre, preguntó:

- ¿Qué tipo de secretos guardás?

Yusmila sonrió y dijo:

- Hay un tesoro escondido en el corazón de este bosque, pero solo aquellos que se arriesguen a aprender lo encontrarán.

Emocionadas, las amigas decidieron seguir a Yusmila. Caminaron más adentro del bosque, donde los árboles eran más altos y la luz del sol apenas llegaba. Yusmila llevó a las chicas a un claro lleno de flores y mariposas.

- Aquí es donde puedes encontrar el verdadero tesoro - explicó el duende, señalando las plantas.

- Pero, ¿y el tesoro de dulces y juguetes? - preguntó Yuliana, un poco decepcionada.

- Está más allá de los materiales. Estas flores pueden enseñarte sobre la amistad y el cuidado del entorno. Si aprenden a respetar la naturaleza, podrán descubrir cosas sorprendentes.

Las pequeñas amigas empezaron a explorar el lugar. Tatiana observó una flor que brillaba bajo la luz del sol.

- ¡Miren eso! - gritó, corriendo hacia ella. - ¿Qué flor es esta?

Yusmila se acercó y explicó:

- Esa es la Flor del Conocimiento. Cada vez que le hablas con amor, te regala un consejo.

- ¡Quiero probar! - dijo Romanela. Se acercó a la flor y le susurró al oído:

- ¿Qué debo hacer para encontrar el verdadero tesoro?

La flor vibró suavemente y respondió:

- El tesoro está en aprender, compartir y cuidar. Si cada día haces algo bueno por los demás, serás rica en felicidad.

Yuliana, contenta con la respuesta, se giró hacia sus amigas:

- ¡Esto es increíble! La verdadera riqueza es hacer buenos amigos y cuidar el mundo.

Decidieron recoger algunas flores, pero Yusmila las detuvo:

- No pueden llevarse a las flores, pero pueden comprometerse a cuidar de la naturaleza y recordar siempre esta lección.

Las chicas aceptaron y agradecieron a Yusmila por la sabiduría. Antes de irse, el duende les dijo:

- Recuerden, cuando necesiten un recordatorio, solo vengan a este lugar y verán que el verdadero tesoro nunca se pierde.

Contentas, regresaron a casa, llevándose en el corazón los aprendizajes del día. Desde entonces, Romanela, Tatiana y Yuliana decidieron hacer algo bueno cada semana para su barrio, como limpiar el parque o ayudar a sus vecinos.

Así, cada tarde, el gran árbol del parque se convirtió en el punto de encuentro de sus nuevas aventuras, sabiendo que el verdadero tesoro era la amistad y la conexión con la naturaleza, algo que jamás podrían perder.

FIN.

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