Las Aventuras de Sandra y su HERNANITO



En un rincón encantado del campo, en una casa construida de madera y guadua, vivía una niña llamada Sandra. Fuerza y curiosidad eran sus compañeras de exploración. Junto a su hermanito menor, Lucas, pasaba los días descubriendo los secretos que la naturaleza les ofrecía. La finca de sus padres era un pequeño paraíso de árboles, flores y animales que pedían ser cuidados.

Una mañana soleada, mientras les daba de comer a las gallinas, Sandra notó que algo brillaba entre el pasto.

"¡Mirá, Lucas! ¿Qué es eso?" - dijo señalando el destello.

"No sé, ¿vamos a investigarlo?" - respondió Lucas con ojos brillantes.

Con un pequeño balde en mano, los dos se acercaron a lo que resultó ser una piedra preciosa, de un azul intenso. Sus corazones latían rápido.

"¡Es hermosa! Pero, ¿dónde apareció?" - preguntó Lucas un poco preocupado.

"Quizás esté aquí porque la tierra necesita que la cuidemos. Vamos a buscar más pistas sobre su origen" - dijo Sandra, segura de que era un tesoro de la naturaleza.

Y así fue como comenzaron su aventura. De camino al arroyo cercano, se encontraron con una gran cantidad de mariposas que danzaban por el aire.

"Mirá, Lucas, ¡son tan suaves y hermosas! A veces olvidamos que debemos cuidar de ellas también" - exclamó Sandra mientras observaba con atención.

"¿Sabías que las mariposas ayudan a las plantas a crecer?" - preguntó Lucas emocionado, recordando lo que había escuchado en la escuela.

"¡Exacto! Sin ellas, muchas flores no podrían florecer. Entre todos, tenemos que ser los guardianes de nuestro hogar" - respondió Sandra.

Al llegar al arroyo, se dieron cuenta de que el lugar estaba lleno de basura. Plásticos y papeles sin vida flotaban entre las piedras. Frowearon sus caras, desilusionados.

"Esto no puede ser. Nuestro arroyo es un hogar para muchas criaturas" - dijo Sandra.

"¡Vamos a ayudar!" - gritó Lucas con determinación.

Entonces, comenzaron a recoger la basura. Sandra colocaba todo en una bolsa de tela que siempre llevaba con ella. Lucas, que era muy pequeño, hacía lo que podía con su balde, intentando alcanzar los residuos más cercanos.

Mientras trabajaban, encontraron pequeñas ranas verdes que saltaban entre las rocas.

"¡Mirá esas ranas, Lucas! Son muy importantes. Si el arroyo se contamina, ellas no podrán vivir" - explicó Sandra.

"¿Y qué podemos hacer?" - preguntó Lucas, un poco angustiado.

"Sigamos limpiando y después podemos hablar con papá y mamá de cómo cuidar mejor nuestro territorio para que todos tengan un hogar seguro" - sugirió Sandra.

Con un gran esfuerzo, al final del día, habían logrado limpiar la orilla del arroyo. Llegaron a casa cansados, pero orgullosos de su trabajo.

"¡Mirá la diferencia!" - dijo Lucas, señalando el brillante arroyo.

"Sí, y lo mejor es que podemos seguir cuidándolo" - volvió a repetir Sandra, quien ya pensaba en lo que harían al día siguiente.

Ya en casa, contaron a sus padres todo lo que habían encontrado: la piedra preciosa, las mariposas y la basura en el arroyo.

"Nos gustaría hacer algo para proteger nuestro entorno" - dijo Sandra con firmeza.

"Es una gran idea, hijos. Podemos organizar un día de limpieza con nuestros vecinos y también plantar más árboles" - respondió su papá.

El próximo fin de semana, todo el vecindario se unió a la iniciativa de Sandra y Lucas. Juntos limpiaron el arroyo, plantaron árboles y aprendieron sobre la importancia de la biodiversidad.

"¡Mirá, muchas más mariposas han venido!" - gritó Lucas, llenándose de alegría al ver el resultado de su esfuerzo.

"Eso es lo que significa cuidar nuestro hogar. Cada pequeño gesto cuenta para que todos vivamos felices en armonía" - afirmó Sandra, orgullosa de ser una guardiana de la biodiversidad.

Desde ese día, Sandra y Lucas se convirtieron en verdaderos protectores de su paraíso, aprendiendo que cuidar de la naturaleza no solo los unía a ellos como hermanos, sino que también traía felicidad a todos aquellos que los rodeaban. Y así, su historia de amor por el medio ambiente continuó, inspirando a todos en su comunidad a tomar un papel activo en la protección de la biodiversidad.

Poco a poco, el paraíso que conocían se volvió aún más hermoso, y cada rincón de su finca se llenó de vida y colores vibrantes.

FIN.

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