Las Aventuras de Sara, Santi y Sebastián



Había una vez, en un lugar lleno de verde y ríos cristalinos, tres amigos inseparables: Sara, Santi y Sebastián. Un día decidieron que era hora de una aventura. "¡Vamos a buscar capibaras bebés!"- propuso Santi emocionado. "Sí, pero a mí me gustaría encontrar un ajolote, son tan adorables"- dijo Sara, con sus ojos brillando de ilusión.

Sebastián sonrió. "Podemos buscar las dos cosas. ¡Vamos!"- y con esa idea en mente, partieron hacia la selva.

Mientras caminaban, el sol brillaba y los pájaros cantaban. Pasaron por un arroyo y empezaron a escuchar ruidos. "Creo que ahí hay algo"- dijo Santi, apuntando a unos arbustos. Se acercaron y, para su sorpresa, encontraron un pequeño grupo de capibaras bebés, jugando y chapoteando en el agua. "¡Mirá cómo saltan!"- exclamó Sebastián.

Un poco más adelante, Sara seguía pensando en el ajolote. "¿Creen que podamos encontrar uno?"- preguntó con un dejo de tristeza en su voz. "No te preocupes, amiga. Sigo creyendo que podemos encontrar un ajolote al mismo tiempo"- le dijo Santi con confianza.

Decidieron dividirse: Santi y Sebastián se quedarían buscando las capibaras, mientras que Sara iría en búsqueda del ajolote.

Sara caminó por un sendero estrecho, llena de determinación. Se detuvo en un pequeño charquito. "A ver, ajolote, ajolote…"- susurró. Y justo en ese momento, un pequeño ajolote saltó desde el fondo del charco, sorprendiendo a Sara. "¡Lo encontré!"- gritó, llena de alegría.

De repente, se dio cuenta de que se había alejado un poco de sus amigos. "¡Santi! ¡Sebastián! ¡Vengan, encontré un ajolote!"- llamó. Pero no respondió nadie. Sara sintió que un nudo se le formaba en la garganta.

Mientras tanto, Santi y Sebastián disfrutaban jugando con las capibaras. "¿Qué pasa con Sara?"- preguntó Sebastián. "La vi ir hacia aquel lado. Vamos a buscarla, no podemos dejarla sola"- respondió Santi.

Al escuchar los llamados de sus amigos, Sara comenzó a sentirse un poco más tranquila. Finalmente, Santi y Sebastián la encontraron. "¡Sara! ¿Dónde estabas? !"- exclamó Sebastián, aliviado. "¡Miren! Encontré un ajolote"- respondió ella, mostrándoles al pequeño animal que nadaba alegremente.

Santi sonrió: "¡Es hermoso!"- y todos los amigos decidieron regresar juntos hacia el grupo de capibaras. "¡Ahora sí tenemos una fiesta de amigos!"- dijo Santi, emocionado.

Pasaron la tarde jugando, explorando y disfrutando de su compañía, sintiéndose más unidos que nunca.

Cuando finalmente regresaron a casa, todos estaban felices y cansados. "Hoy aprendí algo muy importante"- dijo Sara, mientras acariciaba al ajolote que había traído consigo. "No importa si buscamos una cosa u otra, lo importante es tener a nuestros amigos para compartir la aventura"- agregó Santi, sonriendo. "Sí, y también que no hay que separarse, porque juntos hacemos un gran equipo"- concluyó Sebastián.

Y así, entre risas y anécdotas, los tres amigos regresaron a sus casas, siempre recordando que la amistad hace aún más especial cada aventura que viven juntos.

FIN.

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